Evangelio de Hoy Domingo 19 de Mayo.

Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Domingo 19 de Mayo y la homilía diaria.

Al final del artículo encontraran el comentario del Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación del evangelio, y las homilías diarias.

Domingo de Pentecostés Misa del díaLectio Divina 63

Lecturas Bíblicas del día de Hoy

Primera Lectura

Libro de los Hechos de los Apóstoles 2,1-11.

El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar. De repente se oyó un gran ruido que venía del cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas de fuego, que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu los inducía a expresarse.

En esos días había en Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.

Atónitos y llenos de admiración, preguntaban: “¿No son galileos, todos estos que están hablando? ¿Cómo, pues, los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay medos, partos y elamitas; otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene.

Algunos somos visitantes, venidos de Roma, judíos y prosélitos; también hay cretenses y árabes. Y sin embargo, cada quien los oye hablar de las maravillas de Dios en su propia lengua”.


Salmo Responsorial de Hoy Del Salmo 103.

Bendice, al Señor, alma mía;
Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza.
¡Qué numerosas son tus obras, Señor!
La tierra llena está de tus creaturas.
Envía, Señor, tu Espíritu, a renovar la tierra. Aleluya.

Si retiras tu aliento, 
toda creatura muere y vuelve al polvo.
Pero envías tu espíritu, que da vida,
y renuevas el aspecto de la tierra.  
Envía, Señor, tu Espíritu, a renovar la tierra. Aleluya.

Que Dios sea glorificado para siempre
y se goce en sus creaturas.
Ojalá que le agraden mis palabras
y yo me alegraré en el Señor.  
Envía, Señor, tu Espíritu, a renovar la tierra. Aleluya.


Segunda Lectura

Carta de San Pablo a los Gálatas 5, 16-25.

Hermanos: Los exhorto a que vivan de acuerdo con las exigencias del Espíritu; así no se dejarán arrastrar por el desorden egoísta del hombre. Este desorden está en contra del Espíritu de Dios, y el Espíritu está en contra de ese desorden. Y esta oposición es tan radical, que les impide a ustedes hacer lo que querrían hacer. Pero si los guía el Espíritu, ya no están ustedes bajo el dominio de la ley.

Son manifiestas las obras que proceden del desorden egoísta del hombre: la lujuria, la impureza, el libertinaje, la idolatría, la brujería, las enemistades, los pleitos, las rivalidades, la ira, las rencillas, las divisiones, las discordias, las envidias, las borracheras, las orgías y otras cosas semejantes. Respecto a ellas les advierto, como ya lo hice antes, que quienes hacen estas cosas no conseguirán el Reino de Dios.

En cambio, los frutos del Espíritu Santo son: el amor, la alegría, la paz, la generosidad, la benignidad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y el dominio de sí mismo. Ninguna ley existe que vaya en contra de estas cosas.

Y los que son de Jesucristo ya han crucificado su egoísmo, junto con sus pasiones y malos deseos. Si tenemos la vida del Espíritu, actuemos conforme a ese mismo Espíritu.


Secuencia

Veni, Sancte Spiritus

Ven, Dios Espíritu Santo,
y envíanos desde el cielo
tu luz, para iluminarnos. 

Ven ya, padre de los pobres, 
luz que penetra en las almas, 
dador de todos los dones. 

Fuente de todo consuelo, 
amable huésped de alma, 
paz en las horas de duelo.

Eres pausa en al trabajo; 
brisa, en un clima de fuego; 
consuelo, en medio del llanto. 

Ven, luz santificadora, 
y entra hasta el fondo del alma 
de todos los que te adoran. 

Sin tu inspiración 
divina los hombres nada 
podemos y el pecado nos domina.

Lava nuestras inmundicias, 
fecunda nuestras desiertos 
y cura nuestras heridas. 

Doblega nuestra soberbia, 
calienta nuestras frialdad, 
endereza nuestras sendas.

Concede a aquellos que ponen 
en ti su fe y su confianza 
tus siete sagrados dones.

Danos virtudes y méritos, 
danos una buena muerte 
y contigo el gozo eterno.


Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Aleluya.


Evangelio de Hoy Domingo 19 de Mayo de 2024.

Evangelio según San Juan 20,19-23.

Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. 

Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. 

Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.


Homilía del Evangelio de hoy Domingo 19 de Mayo.

En el Evangelio de Hoy según San Juan, los discípulos viven un encuentro trascendental con el Señor resucitado que transformará sus vidas para siempre.

Nos dice el evangelista: «Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos por miedo a los judíos, fue Jesús y se puso en medio de ellos y les dijo: ‘La paz esté con ustedes'».

Qué contraste tan elocuente: frente al temor paralizante de los discípulos, aterrados tras la crucifixión de su Maestro, irrumpe el Resucitado portando el don de la paz verdadera que sólo Él puede dar. Su presencia serena aquel ambiente de angustia y derrota.

Pero Jesús no sólo les trae la paz, también les muestra las señales de su pasión gloriosa: «Les enseñó las manos y el costado». Al contemplar sus llagas, los discípulos reconocen que ese mismo Jesús crucificado es ahora el Vencedor de la muerte. Aquellas heridas son el sello de su victoria pascual.

Fortalecidos por esta revelación, el Señor los envía en misión apostólica: «Como el Padre me envió a mí, así los envío yo». Cristo resucitado perpetúa su obra salvífica a través de la Iglesia naciente. Los discípulos ya no son un puñado de hombres atemorizados, sino los heraldos de la Buena Nueva al mundo entero.

Y para capacitarlos, Jesús sopla sobre ellos y les dice: «Reciban el Espíritu Santo». Es el mismo Aliento creador y vivificante por el que el Espíritu se derrama como lluvia purificadora sobre los apóstoles. Ellos han sido configurados como una nueva humanidad renacida en el Espíritu.

Finalmente, el Señor los inviste con una facultad divina: «A quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos». Esta potestad de atar y desatar en la tierra se ejercerá en el sacramento de la Reconciliación.


Evangelio de Hoy Agradece Por el Evangelio y La Homilía de Hoy

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.