Evangelio de Hoy Sábado 20 de Abril.
Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Sábado 20 de Abril y la homilía diaria.
Al final del artículo encontraran la Homilía del Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación o comentario del evangelio de cada día.
Sábado de la Tercera semana de Pascua – Leccionario: 278
Lecturas Bíblicas del día de Hoy
Primera Lectura de Hoy
Libro de los Hechos de los Apóstoles 9, 31-42.
En aquellos días, las comunidades cristianas gozaban de paz en toda Judea, Galilea y Samaria, con lo cual se iban consolidando, progresaban en la fidelidad a Dios y se multiplicaban, animadas por el Espíritu Santo.
Pedro recorría toda la región y una vez fue a visitar a los fieles que vivían en Lida. Ahí encontró a un hombre, llamado Eneas, que tenía ya ocho años de estar en cama, paralítico. Pedro le dijo: “Eneas, Jesucristo te da la salud. Levántate y tiende tu cama”. Eneas se levantó inmediatamente; y todos los habitantes de Lida y de la llanura de Sarón que lo vieron, se convirtieron al Señor.
Había en Jafa, entre los discípulos, una mujer llamada Tabitá (que significa “gacela”), la cual hacía infinidad de obras buenas y repartía limosnas. En aquellos días cayó enferma y murió. Lavaron su cadáver y lo tendieron en una habitación del segundo piso. Como Lida está cerca de Jafa, los discípulos, sabiendo que Pedro estaba allá, enviaron dos hombres para suplicarle que fuera a Jafa sin tardar. Pedro fue con ellos. Tan pronto como llegó, lo condujeron a la habitación del segundo piso. Allí lo rodearon todas las viudas, llorando y mostrándole las túnicas y los vestidos que Tabitá les había hecho, cuando aún vivía.
Pedro mandó salir a todos, se postró de rodillas y se puso a orar; luego, dirigiéndose a la muerta, dijo: “Tabitá, levántate”. Ella abrió los ojos y al ver a Pedro, se incorporó. Él la tomó de la mano y la levantó; llamó a los fieles y a las viudas y se la entregó viva. Esto se supo por toda Jafa y muchos creyeron en el Señor.
Salmo Responsorial de Hoy – Salmo 115, 12-13. 14-15. 16-17.
¿Cómo le pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Levantaré el cáliz de salvación
e invocaré el nombre del Señor.
¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Aleluya.
Cumpliré mis promesas al Señor
ante todo su pueblo.
A los ojos de Dios es muy penoso
que mueran sus amigos.
¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Aleluya.
De la muerte, Señor, me has librado,
a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava.
Te ofreceré con gratitud un sacrificio
e invocaré tu nombre.
¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Aleluya.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
Tú tienes palabras de vida eterna.
Aleluya.
Evangelio de Hoy Sábado 20 de Abril de 2024
Evangelio según San Juan 6, 60-69.
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús dijeron al oír sus palabras: “Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?”
Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen”. (En efecto, Jesús sabía desde el principio quienes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”.
Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: “¿También ustedes quieren dejarme?” Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”.
Homilía del Evangelio de hoy Sábado 20 de Abril.
El pasaje evangélico que hoy meditamos nos presenta la reacción de los discípulos ante las duras palabras de Jesús sobre comer su Carne y beber su Sangre para tener vida eterna.
Muchos de ellos, desconcertados por tan misterioso lenguaje, expresan: «Dura es esta doctrina. ¿Quién puede admitirla?». La enseñanza del Maestro chocaba contra su mentalidad mundana y los escandalizaba. No lograban comprender la profundidad de su mensaje.
Ante esta crisis de fe, Jesús no suaviza sus palabras ni presenta explicaciones racionales. Más bien, les increpa con franqueza: «¿También ustedes quieren irse?». Es decir, deja en libertad a sus oyentes de permanecer o marcharse, de abrazar la verdad o rechazarla.
Es entonces cuando Pedro, en nombre de los Doce, pronuncia aquella confesión memorable: «Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna». A pesar de no comprender plenamente, los Apóstoles han captado que sólo en Cristo hallarán el sentido último de la existencia.
¡Qué lección tan valiosa para nosotros! Seguir al Señor no siempre será fácil ni cómodo. Sus enseñanzas y sus exigencias chocarán contra nuestra mentalidad mundana. Pero tenemos que optar: o abrazamos humildemente la verdad de su Palabra, por más desconcertante que parezca, o la rechazamos y nos condenamos a una vida vacía y sin sentido.
Los cristianos estamos llamados a beber del mismo cáliz que Cristo. A alimentarnos del Pan de Vida que es su Cuerpo y su Sangre entregados por nosotros, para tener vida eterna. Una vida plena, rebosante del amor misericordioso de Dios.
Evangelio de Hoy – Agradece Por el Evangelio y La Homilía de Hoy
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