Evangelio de Hoy Domingo 30 de Marzo de 2025.

Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Domingo 30 de Marzo y la homilía diaria.

Al final del artículo encontrarán el comentario al Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación del evangelio, y las homilías diarias.

IV Domingo de Cuaresma – Lectio Divina 33

Lecturas Bíblicas del día de Hoy

Primera Lectura de Hoy Domingo 30 de Marzo

Libro de Josué 5, 9a. 10-12.

En aquellos días, el Señor dijo a Josué: “Hoy he quitado de encima de ustedes el oprobio de Egipto”.

Los israelitas acamparon en Guilgal, donde celebraron la Pascua, al atardecer del día catorce del mes, en la llanura desértica de Jericó. El día siguiente a la Pascua, comieron del fruto de la tierra, panes ázimos y granos de trigo tostados.

A partir de aquel día, cesó el maná. Los israelitas ya no volvieron a tener maná, y desde aquel año comieron de los frutos que producía la tierra de Canaán.


Salmo Responsorial de Hoy Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7.

Bendeciré al Señor a todas horas,
no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor,
que se alegre su pueblo al escucharlo.
Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

Proclamemos la grandeza del Señor,
y alabemos todos juntos su poder.
Cuando acudí al Señor, me hizo caso
y me libró de todos mis temores.
Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

Confía en el Señor y saltarás de gusto,
jamás te sentirás decepcionado,
porque el Señor escucha el clamor de los pobres
y los libra de todas sus angustias.
Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.


Segunda Lectura de Hoy Domingo 30 de Marzo

Segunda Carta de San Pablo a los Corintios 5, 17-21.

Hermanos: El que vive según Cristo es una creatura nueva; para él todo lo viejo ha pasado. Ya todo es nuevo.

Todo esto proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y que nos confirió el ministerio de la reconciliación. Porque, efectivamente, en Cristo, Dios reconcilió al mundo consigo y renunció a tomar en cuenta los pecados de los hombres, y a nosotros nos confió el mensaje de la reconciliación. Por eso, nosotros somos embajadores de Cristo, y por nuestro medio, es  Dios mismo el que los exhorta a ustedes. En nombre de Cristo les pedimos que se dejen reconciliar con Dios.

Al que nunca cometió pecado, Dios lo hizo “pecado” por nosotros, para que, unidos a él, recibamos la salvación de Dios y nos volvamos justos y santos.


Aclamación antes del Evangelio

Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Me levantaré, volveré a mi padre y le diré:
“Padre, he pecado contra el cielo y contra ti”.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.


Evangelio de Hoy Domingo 30 de Marzo de 2025.

Evangelio según San Lucas 15, 1-3. 11-32.

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para escucharlo. Por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: “Éste recibe a los pecadores y come con ellos”.

Jesús les dijo entonces esta parábola: “Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos le dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte de la herencia que me toca’. Y él les repartió los bienes.

No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano y allá derrochó su fortuna, viviendo de una manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en aquella región una gran hambre y él empezó a padecer necesidad. Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera.

Se puso entonces a reflexionar y se dijo: ‘¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores’.

Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre. Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo’.

Pero el padre les dijo a sus criados: ‘¡Pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’. Y empezó el banquete.

El hijo mayor estaba en el campo y al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: ‘Tu hermano ha regresado y tu padre mandó matar el becerro gordo, por haberlo recobrado sano y salvo’. El hermano mayor se enojó y no quería entrar.

Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó: ‘¡Hace tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden tuya, y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con mis amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo’.

El padre repuso: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’ ”.


Homilía de hoy Domingo 30 de Marzo.

El Evangelio de Hoy nos presenta una de las parábolas más conmovedoras de Jesús: la del hijo pródigo, o mejor llamada, la del padre misericordioso. Este relato surge en un contexto significativo: los publicanos y pecadores se acercan a Jesús, mientras los fariseos y escribas murmuran por su acogida hacia ellos.

La historia comienza con un joven que reclama anticipadamente su herencia, gesto que equivalía a desear la muerte del padre. Se marcha a un país lejano donde dilapida sus bienes en una vida disoluta. La extrema necesidad, simbolizada por su deseo de alimentarse con las algarrobas de los cerdos -animal impuro para los judíos-, le hace recapacitar. Su regreso está motivado inicialmente por el hambre, no por un arrepentimiento genuino.

Lo extraordinario acontece cuando el padre, divisándolo desde lejos, corre a su encuentro. Este gesto, impropio de la dignidad patriarcal, revela un amor que trasciende las convenciones sociales. No permite siquiera que el hijo termine su discurso preparado antes de reintegrarlo plenamente a la familia con los símbolos de la filiación: el anillo, las sandalias, el vestido nuevo.

El contrapunto lo ofrece el hijo mayor, imagen del fariseísmo que cumple exteriormente los preceptos pero desconoce la alegría del perdón. Su queja revela un corazón extraño al del padre: «Nunca me has dado ni un cabrito para celebrar con mis amigos». No comprende que lo verdaderamente importante no es la posesión de bienes, sino la relación filial: «Todo lo mío es tuyo».

Esta parábola nos invita a contemplar el rostro misericordioso de Dios, que respeta nuestra libertad incluso cuando la usamos mal, pero espera siempre nuestro retorno. También nos cuestiona sobre nuestra actitud ante quienes se han alejado: ¿compartimos la alegría del padre o la amargura del hermano mayor?


Evangelio de Hoy – Agradece

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.