Evangelio de Hoy Sábado 24 de Agosto.
Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Sábado 24 de Agosto y la homilía diaria.
Al final del artículo encontraran la Homilía del Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación o comentario del evangelio de cada día.
Fiesta de San Bartolomé, Apóstol – Lectio Divina 629
Lecturas Bíblicas del día de Hoy
Primera Lectura de Hoy
Apocalipsis 21, 9-14.
Uno de los ángeles me habló y me dijo: «Ven, que te voy a enseñar a la novia, a la esposa del Cordero». Entonces me transportó en espíritu a una montaña elevada y me mostró a Jerusalén, la ciudad santa, que descendía del cielo, resplandeciente con la gloria de Dios. Su fulgor era semejante al de una piedra preciosa, como el de un diamante cristalino.
Tenía una muralla ancha y elevada, con doce puertas monumentales, y sobre ellas, doce ángeles y doce nombres escritos, los nombres de las doce tribus de Israel. Tres de estas puertas daban al oriente, tres al norte, tres al sur y tres al poniente. La muralla descansaba sobre doce cimientos, en los que estaban escritos los doce nombres de los apóstoles del Cordero.
Salmo Responsorial de Hoy – Salmo 144, 10-11. 12-13. 17-18.
Que te alaben, Señor, todas tus obras
y que todos tus fieles te bendigan.
Que proclamen la gloria de tu reino
y den a conocer tus maravillas.
Señor, que todos tus fieles te bendigan.
Que muestren a los hombres tus proezas,
el esplendor y la gloria de tu reino.
Tu reino, Señor, es para siempre
y tu imperio, por todas las generaciones.
Señor, que todos tus fieles te bendigan.
Siempre es justo el Señor en sus designios
y están llenas de amor todas sus obras.
No está lejos de aquellos que lo buscan;
muy cerca está el Señor, de quien lo invoca.
Señor, que todos tus fieles te bendigan.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Maestro, tú eres el Hijo de Dios,
tú eres el rey de Israel.
Aleluya.
Evangelio de Hoy Sábado 24 de Agosto de 2024
Evangelio según San Juan 1, 45-51.
En aquel tiempo, Felipe se encontró con Natanael y le dijo: «Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José». Natanael replicó: «¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno?» Felipe le contestó: «Ven y lo verás».
Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: «Éste es un verdadero israelita en el que no hay doblez». Natanael le preguntó: «¿De dónde me conoces?» Jesús le respondió: «Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera». Respondió Natanael: «Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel». Jesús le contestó: «Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver». Después añadió: «Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
Homilía de hoy Sábado 24 de Agosto.
El evangelio que hoy meditamos nos presenta un encuentro fascinante entre Jesús y Natanael, un episodio que nos invita a reflexionar sobre nuestra propia jornada de fe y nuestro encuentro personal con el Señor.
La narración comienza con Felipe, recién llamado por Jesús, compartiendo su descubrimiento con Natanael. Felipe está convencido de haber encontrado al Mesías prometido en las Escrituras. Sin embargo, la respuesta inicial de Natanael es de escepticismo: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?» Esta reacción nos recuerda cuán fácil es para nosotros juzgar prematuramente, basándonos en prejuicios o expectativas preconcebidas.
A pesar de su escepticismo inicial, Natanael acepta la invitación de Felipe a «venir y ver». Este es un momento crucial. Cuántas veces en nuestra propia vida espiritual nos hemos encontrado dudando, cuestionando. Y sin embargo, la invitación siempre está ahí: «Ven y ve». Es una llamada a la experiencia personal, a no quedarnos en la superficie, sino a acercarnos y conocer a Cristo por nosotros mismos.
El encuentro entre Jesús y Natanael es transformador. Jesús ve a Natanael venir y lo describe como un «israelita de verdad, en quien no hay engaño». Esta afirmación nos habla de la mirada penetrante de Cristo, que ve más allá de nuestras apariencias externas y conoce la verdad de nuestro corazón.
Rabí, tú eres el Hijo de Dios.
La sorpresa de Natanael ante el conocimiento que Jesús tiene de él nos recuerda que Dios nos conoce íntimamente, incluso antes de que nos acerquemos a Él. «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Esta frase sugiere un momento de intimidad, quizás de oración o reflexión, conocido solo por Natanael. Es un recordatorio de que Dios está presente en los momentos más privados de nuestra vida.
La respuesta de Natanael es inmediata y profunda: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». De la duda inicial, Natanael pasa a una confesión de fe plena. Este es el poder del encuentro personal con Cristo: tiene la capacidad de transformar nuestras dudas en certezas, nuestro escepticismo en fe.
Jesús promete a Natanael que verá cosas aún mayores, haciendo referencia a la visión de Jacob de los ángeles subiendo y bajando por una escalera al cielo. Esta promesa nos habla de la naturaleza progresiva de la revelación divina. Nuestro camino de fe no es estático; está llamado a crecer, a profundizarse, a llevarnos a experiencias cada vez más profundas del misterio divino.
¿Qué nos dice este pasaje hoy? Nos invita a examinar nuestros propios prejuicios y a estar abiertos a los caminos inesperados por los que Dios puede manifestarse en nuestras vidas. Nos anima a aceptar la invitación a «venir y ver», a tener un encuentro personal con Cristo que vaya más allá de las ideas preconcebidas o las enseñanzas de segunda mano.
Evangelio de Hoy – Agradece Por el Evangelio y La Homilía de Hoy
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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.