Evangelio de Hoy Sábado 7 de Septiembre.
Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Sábado 7 de Septiembre y la homilía diaria.
Al final del artículo encontraran la Homilía del Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación o comentario del evangelio de cada día.
Sábado de la XXII semana del Tiempo ordinario- Lectio Divina 436
Lecturas Bíblicas del día de Hoy
Primera Lectura de Hoy
Primera Carta de San Pablo a los Corintios 4, 6-15.
Hermanos: Si he hablado de Apolo y de mí, ha sido para que aprendieran con este ejemplo a no enorgullecerse de uno despreciando al otro, como ya se lo he escrito a ustedes. Pues, ¿quién te ha hecho superior a los demás? ¿Qué tienes, que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué presumes como si no lo hubieras recibido?
Conque ya están ustedes satisfechos, ya son ricos, ya han obtenido el Reino sin nuestra ayuda… Ojalá fuera esto verdad, para que también nosotros reináramos con ustedes. Porque me parece que a nosotros, los apóstoles, Dios nos trata como a los últimos de todos, como a gente condenada a las fieras, pues nos hemos convertido en todo un espectáculo para el mundo, tanto para los ángeles como para los hombres.
En efecto, nosotros somos los locos a causa de Cristo y ustedes los sensatos en las cosas de Cristo; nosotros los débiles y ustedes los fuertes; nosotros los despreciados y ustedes los dignos de respeto. Hasta el presente pasamos hambre y sed, vamos pobremente vestidos y recibimos golpes; andamos errantes y nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos. Nos maldicen y nosotros les deseamos el bien; nos persiguen y los soportamos; nos calumnian y correspondemos con bondad. Nos tienen, incluso hasta el día de hoy, como la basura del mundo y el desecho de la humanidad.
Les escribo esto, no para avergonzarlos, sino para llamarles la atención como a hijos queridos. Pues aunque como cristianos tuvieran ustedes diez mil maestros, no tienen muchos padres, porque solamente soy yo quien los ha engendrado en Cristo Jesús, por medio del Evangelio.
Salmo Responsorial de Hoy – Salmo 144, 17-18, 19-20. 21.
Siempre es justo el Señor en sus designios
y están llenas de amor todas sus obras.
No está lejos de aquellos que lo buscan;
Muy cerca está el Señor, de quien lo invoca.
El Señor cuida de quienes lo aman.
Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos de auxilio y los salva;
el Señor cuida de los que lo aman,
pero destruye a los malvados.
El Señor cuida de quienes lo aman.
Que mis labios alaben al Señor,
que todos los seres lo bendigan
ahora y para siempre.
El Señor cuida de quienes lo aman.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy el camino, la verdad y la vida;
nadie va al Padre, si no es por mí, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio de Hoy Sábado 7 de Septiembre de 2024
Evangelio según San Lucas 6, 1-5.
Un sábado, Jesús iba atravesando unos sembrados y sus discípulos arrancaban espigas al pasar, las restregaban entre las manos y se comían los granos. Entonces unos fariseos les dijeron: “¿Por qué hacen lo que está prohibido hacer en sábado?”
Jesús les respondió: “¿Acaso no han leído lo que hizo David una vez que tenían hambre él y sus hombres? Entró en el templo y tomando los panes sagrados, que sólo los sacerdotes podían comer, comió de ellos y les dio también a sus hombres”.
Y añadió: “El Hijo del hombre también es dueño del sábado”.
Homilía de hoy Sábado 7 de Septiembre.
El evangelio que hoy meditamos nos presenta un episodio que revela la tensión entre Jesús y los fariseos respecto a la interpretación de la ley, particularmente en lo que concierne al sábado.
La escena se desarrolla en un día sábado, cuando Jesús y sus discípulos atraviesan un sembrado. Los discípulos, sintiendo hambre, arrancan espigas, las desgranan con las manos y comen. Esta acción, aparentemente inocua, provoca la reacción de algunos fariseos que la consideran una violación de la ley del sábado.
Es importante entender que para los judíos, el sábado era (y sigue siendo) un día sagrado de descanso, establecido por Dios mismo. La observancia del sábado era una de las señales distintivas del pueblo de Israel, un recordatorio constante de su alianza con Dios. Sin embargo, con el tiempo, la interpretación de lo que constituía «trabajo» en sábado se había vuelto extremadamente detallada y, en muchos casos, opresiva.
La respuesta de Jesús a la acusación de los fariseos es profunda y desafiante. Recurre a un episodio de la vida del rey David, cuando él y sus hombres, huyendo y hambrientos, comieron los panes de la proposición, reservados exclusivamente para los sacerdotes. Con este ejemplo, Jesús está señalando que hay circunstancias en las que las necesidades humanas pueden tomar precedencia sobre las interpretaciones estrictas de la ley ritual.
Jesús concluye con una declaración poderosa: «El Hijo del hombre es señor del sábado». Con estas palabras, Jesús no solo está afirmando su autoridad para interpretar la ley, sino que está revelando su identidad divina. Como Hijo del hombre, término que en el contexto judío tenía connotaciones mesiánicas, Jesús se presenta como el intérprete definitivo de la voluntad de Dios.
¿Qué nos enseña este pasaje para nuestra vida de fe?
Primero, nos invita a reflexionar sobre nuestra propia comprensión de la ley de Dios. ¿Vemos los mandamientos de Dios como reglas opresivas o como guías para una vida plena? Jesús nos enseña que la ley de Dios está al servicio del ser humano, no al revés.
Segundo, nos desafía a examinar nuestras propias actitudes legalistas. ¿Cuántas veces juzgamos a otros basándonos en interpretaciones estrictas de normas religiosas, olvidando el espíritu de amor y misericordia que debe guiar nuestra fe?
Tercero, este pasaje nos recuerda la primacía de la caridad y la compasión en la vida cristiana. Las necesidades humanas, especialmente las de los más vulnerables, deben ser nuestra prioridad.
Cuarto, nos invita a reconocer la autoridad de Cristo en nuestras vidas. Si Jesús es «señor del sábado», ¿le permitimos ser el Señor de todos los aspectos de nuestra existencia?
Finalmente, este evangelio nos llama a buscar un equilibrio entre la fidelidad a la tradición y la apertura a la novedad del Espíritu. La verdadera fidelidad a Dios no consiste en una observancia rígida de normas, sino en una relación viva con Él, guiada por el amor y la misericordia.
Que estas palabras de Jesús nos impulsen a vivir nuestra fe con un corazón abierto y compasivo. Tenemos que ser capaces de discernir la voluntad de Dios en cada situación, priorizando siempre el amor y la misericordia. Que no caigamos en la trampa del legalismo, sino que busquemos siempre el verdadero espíritu de la ley de Dios.
Que la Virgen María, modelo de fidelidad a Dios y de amor al prójimo, interceda por nosotros para que podamos vivir nuestra fe con autenticidad y compasión. Amén.
Evangelio de Hoy – Agradece Por el Evangelio y La Homilía de Hoy
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