Evangelio de Hoy Miércoles 29 de Octubre de 2025.
Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Miércoles 29 de Octubre y la homilía diaria.
Al final del artículo encontrarán el comentario al Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación del evangelio, y las homilías diarias.
Miércoles de la XXX semana del Tiempo ordinario –Lectio Divina 481
Lecturas Bíblicas del día de Hoy
Primera Lectura de Hoy Miércoles 29 de Octubre.
Carta de San Pablo a los Romanos 8, 26-30.
Hermanos: El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
Y Dios, que conoce profundamente los corazones, sabe lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega conforme a la voluntad de Dios, por los que le pertenecen.
Ya sabemos que todo contribuye para bien de los que aman a Dios, de aquellos que han sido llamados por él según su designio salvador.
En efecto, a quienes conoce de antemano, los predestina para que reproduzcan en sí mismos la imagen de su propio Hijo, a fin de que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A quienes predestina, los llama; a quienes llama, los justifica; y a quienes justifica, los glorifica.

Salmo Responsorial de Hoy – Salmo 12, 4-5, y 6.
Atiende y respóndeme, Señor, Dios mío;
Sigue dando luz a mis ojos
y líbrame del sueño de la muerte,
para que no digan mis adversarios que me han vencido
ni se alegren de mi derrota.
Confío, Señor, en tu bondad.
Pues yo confío en tu lealtad,
mi corazón se alegra con tu salvación
y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
Confío, Señor, en tu bondad.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dios nos ha llamado, por medio del Evangelio,
a participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
Aleluya.
Evangelio de Hoy Miércoles 29 de Octubre de 2025.
Evangelio según San Lucas 13, 22-30.
En aquel tiempo, Jesús iba enseñando por ciudades y pueblos, mientras se encaminaba a Jerusalén. Alguien le preguntó: “Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?”
Jesús le respondió: “Esfuércense en entrar por la puerta, que es angosta, pues yo les aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante de la mesa y cierre la puerta, ustedes se quedarán afuera y se pondrán a tocar la puerta, diciendo: ‘Señor, ábrenos’.
Pero él les responderá: ‘No sé quiénes son ustedes’. Entonces le dirán con insistencia: ‘Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas’. Pero él replicará: ‘Yo les aseguro que no sé quiénes son ustedes. Apártense de mí, todos ustedes los que hacen el mal’.
Entonces llorarán ustedes y se desesperarán, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes se vean echados fuera. Vendrán muchos del oriente y del poniente, del norte y del sur, y participarán en el banquete del Reino de Dios.
Pues los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros, serán los últimos”.

Homilía de hoy Miércoles 29 de Octubre.
Homilía: La puerta estrecha de la salvación.
El Evangelio de hoy nos confronta con una pregunta inquietante que alguien dirige al Señor: ¿son pocos los que se salvan? En lugar de ofrecer especulaciones teóricas o estadísticas tranquilizadoras, Cristo responde con una exhortación personal y urgente: esfuércense por entrar por la puerta estrecha, porque muchos intentarán entrar y no podrán.
Esta imagen de la puerta estrecha representa la radicalidad del camino evangélico. La salvación no es un proceso automático ni algo que se obtenga por simple pertenencia externa a la comunidad religiosa. Requiere esfuerzo, decisión firme, conversión auténtica y coherencia vital. No basta la mediocridad espiritual ni las apariencias religiosas; se necesita una entrega genuina que transforme toda nuestra existencia.
La parábola del dueño de casa que cierra la puerta resulta especialmente desconcertante. Algunos llamarán desde fuera reclamando haber comido y bebido en presencia del Maestro, haber escuchado sus enseñanzas en las plazas. Esta proximidad física y social, sin embargo, resulta insuficiente. La respuesta será tajante: no sé de dónde son ustedes, apártense de mí todos los que practican la injusticia.
Esta advertencia nos interpela directamente. No basta con participar ocasionalmente en celebraciones litúrgicas, escuchar homilías o pertenecer nominalmente a la comunidad eclesial. Lo decisivo es la transformación interior que produce frutos concretos de justicia, caridad y santidad. La familiaridad externa con las realidades sagradas no garantiza la salvación si falta la conversión del corazón.
La escena final presenta un contraste dramático: muchos vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, para sentarse en el banquete del Reino, mientras algunos que se consideraban primeros quedarán excluidos. Esta inversión radical nos recuerda que Dios sorprende nuestros cálculos humanos y que la misericordia divina alcanza a quienes sinceramente la buscan.
Preguntémonos hoy con sinceridad: ¿nos esforzamos realmente por entrar por la puerta estrecha? ¿nuestra fe produce frutos auténticos de conversión? No presumamos de nuestra condición; perseveremos humildemente en el camino.
Evangelio de Hoy – Agradece
Evangelio-de-hoy.com agradece infinitamente al señor nuestro Dios por la fuerza que nos da cada día para seguir adelante. También le damos gracias a De La Mano del Señor por el asesoramiento; y los invitamos a visitar Santo Rosario y Evangelio de hoy para ver el Evangelio y Homilía de Hoy en video.
Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.