Evangelio de Hoy Miércoles 20 de Noviembre.
Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Miércoles 20 de Noviembre y la homilía diaria.
Al final del artículo encontraran el comentario del Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación del evangelio, y las homilías diarias.
Miércoles de la XXXIII Semana del Tiempo ordinario – Lectio Divina 499
Lecturas Bíblicas del día de Hoy
Primera Lectura de Hoy
Apocalipsis 4, 1-11.
Yo, Juan, tuve una visión: Vi una puerta abierta en el cielo, y la voz que había oído antes, semejante al sonido de una trompeta, me habló y me dijo: “Sube hacia acá y te enseñaré lo que va a suceder después”.
Entonces fui arrebatado en espíritu y vi un trono puesto en el cielo, y alguien estaba sentado en el trono. El que estaba sentado en el trono brillaba con destellos rojos, como una piedra preciosa transparente, y un resplandor como de esmeralda rodeaba el trono.
Alrededor de este trono vi otros veinticuatro tronos, y en los tronos estaban sentados veinticuatro ancianos, vestidos con túnicas blancas y con coronas de oro sobre sus cabezas. Del trono salían relámpagos y truenos poderosos. Siete lámparas de fuego, que son los siete espíritus de Dios, ardían frente al trono, y delante de él había una especie de mar transparente, como de cristal.
En el centro, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes, llenos de ojos por delante y por detrás. El primer ser viviente se parecía a un león; el segundo, a un toro; el tercero tenía cara de hombre, y el cuarto parecía un águila en vuelo.
Los cuatro seres vivientes tenían seis alas cada uno y estaban llenos de ojos por donde quiera. Y no se cansaban de repetir día y noche: “Santo, santo, santo es el Señor, Dios todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir”.
Y cada vez que los seres vivientes alababan, bendecían y glorificaban al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postraban delante del que está sentado en el trono, adoraban al que vive por los siglos de los siglos, y depositaban sus coronas ante el trono, diciendo:
“Señor y Dios nuestro,
tú mereces recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado todas las cosas:
tú has querido que ellas existieran y fueron creadas”.
Salmo Responsorial de Hoy – Salmo 150, 1-2. 3-4. 5-6.
Alabemos al Señor en su templo,
alabemos al Señor en su augusto firmamento.
Alabémoslo por sus obras magníficas,
alabémoslo por su inmensa grandeza.
Alabemos al Señor con alegría.
Alabémoslo tocando trompetas,
alabémoslo con arpas y cítaras,
con tambores y danzas,
alabémoslo con cuerdos y flautas.
Alabemos al Señor con alegría.
Alabémoslo con platillos sonoros,
alabémoslo con platillos vibrantes.
Que todo ser viviente alabe al Señor.
Alabemos al Señor con alegría.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo los he elegido del mundo, dice el Señor,
para que vayan y den fruto y su fruto permanezca.
Aleluya.
Evangelio de Hoy Miércoles 20 de Noviembre de 2024
Evangelio según San Lucas 19, 11-28.
En aquel tiempo, como ya se acercaba Jesús a Jerusalén y la gente pensaba que el Reino de Dios iba a manifestarse de un momento a otro, él les dijo esta parábola:
“Había un hombre de la nobleza que se fue a un país lejano para ser nombrado rey y volver como tal. Antes de irse, mandó llamar a diez empleados suyos, les entregó una moneda de mucho valor a cada uno y les dijo: ‘Inviertan este dinero mientras regreso’.
Pero sus compatriotas lo aborrecían y enviaron detrás de él a unos delegados que dijeran: ‘No queremos que éste sea nuestro rey’.
Pero fue nombrado rey, y cuando regresó a su país, mandó llamar a los empleados a quienes había entregado el dinero, para saber cuánto había ganado cada uno.
Se presentó el primero y le dijo: ‘Señor, tu moneda ha producido otras diez monedas’. Él le contestó: ‘Muy bien. Eres un buen empleado. Puesto que has sido fiel en una cosa pequeña, serás gobernador de diez ciudades’.
Se presentó el segundo y le dijo: ‘Señor, tu moneda ha producido otras cinco monedas’. Y el señor le respondió: ‘Tú serás gobernador de cinco ciudades’.
Se presentó el tercero y le dijo: ‘Señor, aquí está tu moneda. La he tenido guardada en un pañuelo, pues te tuve miedo, porque eres un hombre exigente, que reclama lo que no ha invertido y cosecha lo que no ha sembrado’.
El señor le contestó: ‘Eres un mal empleado. Por tu propia boca te condeno. Tú sabías que yo soy un hombre exigente, que reclamo lo que no he invertido y que cosecho lo que no he sembrado, ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco para que yo, al volver, lo hubiera recobrado con intereses?’
Después les dijo a los presentes: ‘Quítenle a éste la moneda y dénsela al que tiene diez’. Le respondieron: ‘Señor, ya tiene diez monedas’. Él les dijo: ‘Les aseguro que a todo el que tenga se le dará con abundancia, y al que no tenga, aun lo que tiene se le quitará. En cuanto a mis enemigos, que no querían tenerme como rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia’ ”.
Dicho esto, Jesús prosiguió su camino hacia Jerusalén al frente de sus discípulos.
Homilía de hoy Miércoles 20 de Noviembre.
La parábola de las monedas de oro nos presenta una profunda enseñanza sobre la responsabilidad que tenemos con los dones recibidos de Dios. En este relato, el noble que parte a un país lejero representa a Cristo, quien confía a sus siervos diferentes talentos esperando que los hagan fructificar.
Esta parábola nos interpela directamente sobre nuestra administración de los dones divinos. Cada uno de nosotros ha recibido talentos específicos: capacidades, tiempo, recursos, oportunidades. No son de nuestra propiedad, sino que nos han sido confiados para que los multipliquemos en beneficio del Reino de Dios.
Es significativo observar las diferentes actitudes de los siervos. Mientras algunos multiplican lo recibido, otro, por miedo o pereza, entierra su moneda. Esta actitud representa a quienes, por temor al fracaso o por una imagen distorsionada de Dios, no desarrollan sus dones. El Señor espera de nosotros una gestión valiente y creativa de los talentos recibidos.
La recompensa no depende de la cantidad inicial recibida, sino de la fidelidad en su administración. Quien es fiel en lo poco, será puesto al frente de lo mucho. Esta enseñanza nos recuerda que cada pequeño acto de fidelidad cuenta en la construcción del Reino.
En nuestra sociedad actual, donde muchos viven en la comodidad de la mediocridad espiritual, esta parábola nos desafía a una mayor entrega y compromiso. No podemos conformarnos con conservar lo recibido; estamos llamados a hacerlo fructificar para la gloria de Dios y el bien de nuestros hermanos.
Que esta reflexión nos anime a ser administradores fieles y valientes de los dones divinos, recordando que un día deberemos rendir cuentas de cómo los hemos utilizado.
Evangelio de Hoy – Agradece Por el Evangelio y La Homilía de Hoy
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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.