Evangelio de Hoy Domingo 18 de Agosto.

Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Domingo 18 de Agosto y la homilía diaria.

Al final del artículo encontraran el comentario del Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación del evangelio, y las homilías diarias.

XX Domingo ordinarioLectio Divina 119

Lecturas Bíblicas del día de Hoy

Primera Lectura

Libro de los Proverbios 9, 1-6.

La sabiduría se ha edificado una casa,
ha preparado un banquete,
ha mezclado el vino
y puesto la mesa.
Ha enviado a sus criados para que,
desde los puntos que dominan la ciudad, anuncien esto:
«Si alguno es sencillo, que venga acá».

Y a los faltos de juicio les dice:
«Vengan a comer de mi pan
y a beber del vino que he preparado.
Dejen su ignorancia y vivirán;
avancen por el camino de la prudencia».


Salmo Responsorial de Hoy Salmo 33, 2-3. 10-11. 12-13. 14-15.

Bendeciré al Señor a todas horas,
no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor,
que se alegre su pueblo al escucharlo.  
Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

Que amen al Señor todos sus fieles,
pues nada faltará a los que lo aman.
El rico empobrece y pasa hambre;
a quien busca al Señor, nada le falta.
Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

Escúchame, hijo mío:
voy a enseñarte cómo amar al Señor.
¿Quieres vivir y disfrutar la vida?
Guarda del mal tu lengua
Y aleja de tus labios el engaño.;
Apártate del mal y haz el bien;
busca la paz y ve tras ella.
Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.


Segunda Lectura

Carta de San Pablo a los Efesios 5, 15-20.

Hermanos: Tengan cuidado de portarse no como insensatos, sino como prudentes, aprovechando el momento presente, porque los tiempos son malos.

No sean irreflexivos, antes bien, traten de entender cuál es la voluntad de Dios. No se embriaguen, porque el vino lleva al libertinaje. Llénense, más bien, del Espíritu Santo; expresen sus sentimientos con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando con todo el corazón las alabanzas al Señor. Den continuamente gracias a Dios Padre por todas las cosas, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.


Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
El que come mi carne y bebe mi sangre,
permanece en mí y yo en él, dice el Señor.
Aleluya.


Evangelio de Hoy Domingo 18 de Agosto de 2024.

Evangelio según San Juan 6, 51-58.

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida».

Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»

Jesús les dijo: «Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.

Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.

Éste es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre».


Homilía de hoy Domingo 18 de Agosto.

El pasaje del Evangelio de hoy nos sumerge en el corazón del discurso de Jesús sobre el «Pan de Vida». En estas palabras, nuestro Señor nos revela la profundidad y la centralidad de la Eucaristía en la vida cristiana.

Jesús declara con toda claridad: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre». Aquí Jesús se presenta a sí mismo como el verdadero alimento que da vida eterna, en contraste con el maná que los antepasados comieron en el desierto y que, a pesar de saciar su hambre física, no les impidió morir.

Pero Jesús va aún más lejos: «Y el pan que yo daré es mi carne, para que el mundo tenga vida». Con estas palabras, Jesús nos revela que Él mismo se entregará como alimento, dando su propio cuerpo y sangre para la vida del mundo. Este anuncio prefigura la institución de la Eucaristía en la Última Cena.

Los judíos, escandalizados, se preguntan: «¿Cómo puede este hombre darnos a comer su carne?». Esta reacción refleja la dificultad humana para comprender el misterio del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Sin embargo, Jesús insiste: «Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán vida en ustedes».

Estas palabras parecen duras, pero encierran una verdad fundamental: la Eucaristía es el alimento esencial para nuestra vida espiritual. Al recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo, participamos de su misma vida divina y recibimos la gracia necesaria para perseverar en la fe.

Jesús continúa: «El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré el último día». Aquí vemos que la Eucaristía no solo nos nutre aquí en la tierra, sino que es prenda de la vida eterna. Al alimentarnos de Cristo, nos unimos a Él y participamos de su victoria sobre la muerte.

Finalmente, Jesús afirma: «Pues mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida». Con estas palabras, Jesús subraya la realidad sustancial de su presencia en la Eucaristía. No se trata solo de un símbolo o una representación, sino de la entrega total de sí mismo como alimento para nuestras almas.

Como discípulos de Cristo, este pasaje nos interpela profundamente. Nos invita a reflexionar sobre nuestra actitud y devoción hacia la Sagrada Eucaristía. ¿La valoramos como el alimento esencial para nuestra vida espiritual? ¿Buscamos acercarnos a la Mesa del Señor con fe y reverencia?

También nos desafía a examinar nuestra vida de fe. ¿Permitimos que la Eucaristía transforme nuestras vidas, uniéndonos cada vez más a Cristo? ¿Somos conscientes de que, al alimentarnos de Él, recibimos la fuerza necesaria para perseverar en el camino de la santidad?


Evangelio de Hoy Agradece Por el Evangelio y La Homilía de Hoy

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.