Evangelio Católico de Hoy – Lectio Divina
Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Domingo 19 de Junio y la homilía diaria.
Al final del artículo encontraran elcomentario al Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación del evangelio, y las homilías diarias.
Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo – Lectio Divina 169
Lecturas Bíblicas del día de Hoy
Primera Lectura
Libro del Génesis 14,18-20.
En aquellos días, Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios altísimo, y bendijo a Abram, diciendo: “Bendito sea Abram de parte del Dios altísimo, creador de cielos y tierra; y bendito sea el Dios altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos”.
Y Abram le dio el diezmo de todo lo que había rescatado.
Salmo Responsorial – Salmo 8, 4-5. 6-7. 8-9.
Esto ha dicho el Señor a mi Señor:
“Siéntate a mi derecha;
yo haré de tus contrarios el estrado
donde pongas los pies”.
Tú eres sacerdote para siempre.
Extenderá el Señor desde Sión
tu cetro poderoso
y tú dominarás al enemigo.
Tú eres sacerdote para siempre.
Es tuyo el señorio;
el día en que naciste
en los montes sagrados,
te consagró el Señor antes del alba.
Tú eres sacerdote para siempre.
Juró el Señor y no ha de retractarse:
“Tú eres sacerdote para siempre.
como Melquisedec”.
Tú eres sacerdote para siempre.
Segunda Lectura
Carta I de San Pablo a los Corintios 11,23-26.
Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he transmitido: Que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”.
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que beban de él”.
Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Sequencia
Lauda Sion
Al Salvador alabemos,
que es nuestro pastor y guía.
Alabémoslo con himnos
y canciones de alegría.
Alabémoslo sin límites
y con nuestras fuerzas todas;
pues tan grande es el Señor,
que nuestra alabanza es poca.
Gustosos hoy aclamamos
a Cristo, que es nuestro pan,
pues él es el pan de vida,
que nos da vida inmortal.
Doce eran los que cenaban
y les dio pan a los doce.
Doce entonces lo comieron,
y, después, todos los hombres.
Sea plena la alabanza
y llena de alegres cantos;
que nuestra alma se desborde
en todo un concierto santo.
Hoy celebramos con gozo
la gloriosa institución
de este banquete divino,
el banquete del Señor.
Ésta es la nueva Pascua,
Pascua del único Rey,
que termina con la alianza
tan pesada de la ley.
Esto nuevo, siempre nuevo,
es la luz de la verdad,
que sustituye a lo viejo
con reciente claridad.
En aquella última cena
Cristo hizo la maravilla
de dejar a sus amigos
el memorial de su vida.
Enseñados por la Iglesia,
consagramos pan y vino,
que a los hombres nos redimen,
y dan fuerza en el camino.
Es un dogma del cristiano
que el pan se convierte en carne,
y lo que antes era vino
queda convertido en sangre.
Hay cosas que no entendemos,
pues no alcanza la razón;
mas si las vemos con fe,
entrarán al corazón.
Bajo símbolos diversos
y en diferentes figuras,
se esconden ciertas verdades
maravillosas, profundas.
Su sangre es nuestra bebida;
su carne, nuestro alimento;
pero en el pan o en el vino
Cristo está todo completo.
Quien lo come, no lo rompe,
no lo parte ni divide;
él es el todo y la parte;
vivo está en quien lo recibe.
Puede ser tan sólo uno
el que se acerca al altar,
o pueden ser multitudes:
Cristo no se acabará.
Lo comen buenos y malos,
con provecho diferente;
no es lo mismo tener vida
que ser condenado a muerte.
A los malos les da muerte
y a los buenos les da vida.
¡Qué efecto tan diferente
tiene la misma comida!
Si lo parten, no te apures;
sólo parten lo exterior;
en el mínimo fragmento
entero late el Señor.
Cuando parten lo exterior,
sólo parten lo que has visto;
no es una disminución
de la persona de Cristo.
El pan que del cielo baja
es comida de viajeros.
Es un pan para los hijos.
¡No hay que tirarlo a los perros!
Isaac, el inocente,
es figura de este pan,
con el cordero de Pascua
y el misterioso maná.
Ten compasión de nosotros,
buen pastor, pan verdadero.
Apaciéntanos y cuídanos
y condúcenos al cielo.
Todo lo puedes y sabes,
pastor de ovejas, divino.
Concédenos en el cielo
gozar la herencia contigo. Amén.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor;
el que coma de este pan vivirá para siempre.
Aleluya.
Evangelio de Hoy Domingo 19 de Junio de 2022
Evangelio según San Lucas 9, 11-17.
En aquel tiempo, Jesús habló del Reino de Dios a la multitud y curó a los enfermos.
Cuando caía la tarde, los doce apóstoles se acercaron a decirle: “Despide a la gente para que vayan a los pueblos y caseríos a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar solitario”. Él les contestó: “Denles ustedes de comer”. Pero ellos le replicaron: “No tenemos más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para toda esta gente”. Eran como cinco mil varones.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta”. Así lo hicieron, y todos se sentaron. Después Jesús tomó en sus manos los cinco panes y los dos pescados, y levantando su mirada al cielo, pronunció sobre ellos una oración de acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos para que ellos los distribuyeran entre la gente.
Comieron todos y se saciaron, y de lo que sobró se llenaron doce canastos.
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Comentario del Evangelio de hoy Domingo 19 de Junio.
Lo que veis en el altar de Dios, es el pan y el cáliz: esto es lo que vuestros ojos os indican. Pero es vuestra fe quien quiere ser instruida, que ese pan es el cuerpo de Cristo, que ese cáliz es su sangre.
Esto supone una breve fórmula, que puede bastar a la fe. Pero la fe busca instruirse. ¿Cómo este pan es su cuerpo, y este cáliz, o más bien su contenido, puede ser su sangre? Hermanos míos esto es lo que se llaman sacramentos: muestran una realidad y de ellos se deduce otra.
Lo que vemos es una apariencia corporal en tanto que lo que comprendemos es un fruto espiritual. Si queréis comprender lo que es el cuerpo de Cristo, escuchad al Apóstol, que dice a los fieles: “sois el cuerpo de Cristo, y cada uno de vosotros, sois los miembros de ese cuerpo”.
Así pues si sois vosotros el cuerpo de Cristo y sus miembros, es vuestro misterio quien se encuentra en la mesa del Señor, es vuestro misterio lo que recibís. A esto, lo que sois, responded: “Amén” y con esta respuesta, lo suscribiréis. Se os dice: «el cuerpo de Cristo» y respondéis “Amén”. Sed pues miembros del cuerpo de Cristo para que este Amén sea verdadero.
¿Por qué pues el cuerpo está en el pan? Aquí aun, no decimos nada de nosotros mismos, escuchemos una vez más al Apóstol, quien, hablando de este sacramento nos dice: “porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo”
¡Comprended esto y permaneced en la alegría: unidad, verdad, piedad, caridad! “Un solo pan”; ¿quién es este pan único? “un solo cuerpo, nosotros que somos muchos”. Recordad que no se hace pan con un solo grano, sino con muchos. Sed lo que veis, y recibid lo que sois.
Evangelio de Hoy – Agradece
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