Evangelio de Hoy Domingo 3 de Noviembre.

Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Domingo 3 de Noviembre y la homilía diaria.

Al final del artículo encontraran el comentario del Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación del evangelio, y las homilías diarias.

XXXXI Domingo ordinarioLectio Divina 152

Lecturas Bíblicas del día de Hoy

Primera Lectura

Deuteronomio 6,1-6.

En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo: “Teme al Señor, tu Dios, y guarda todos sus preceptos y mandatos que yo te transmito hoy, a ti, a tus hijos y a los hijos de tus hijos. Cúmplelos siempre y así prolongarás tu vida. Escucha, pues, Israel: guárdalos y ponlos en práctica, para que seas feliz y te multipliques. Así serás feliz, como ha dicho el Señor, el Dios de tus padres, y te multiplicarás en una tierra que mana leche y miel.

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón los mandamientos que hoy te he transmitido”.


Salmo Responsorial de Hoy Salmo 17, 2-3a. 3bc-4. 47 y 51ab.

Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza,
el Dios que me protege y me libera.
Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.

Tú eres mi refugio, 
mi salvación, mi escudo, mi castillo.
Cuando invoqué al Señor de mi esperanza,
al punto me libró de mi enemigo.
Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.

Bendito seas, Señor, que me proteges;
que tú, mi salvador, seas bendecido.
Tú concediste al rey grandes victorias
y mostraste tu amor a tu elegido.
Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.


Segunda Lectura.

Carta a los Hebreos 7, 23-28.

Hermanos: Durante la antigua alianza hubo muchos sacerdotes, porque la muerte les impedía permanecer en su oficio. En cambio, Jesucristo tiene un sacerdocio eterno, porque él permanece para siempre. De ahí que sea capaz de salvar, para siempre, a los que por su medio se acercan a Dios, ya que vive eternamente para interceder por nosotros.

Ciertamente que un sumo sacerdote como éste era el que nos convenía: santo, inocente, inmaculado, separado de los pecadores y elevado por encima de los cielos; que no necesita, como los demás sacerdotes, ofrecer diariamente víctimas, primero por sus pecados y después por los del pueblo, porque esto lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque los sacerdotes constituidos por la ley eran hombres llenos de fragilidades; pero el sacerdote constituido por las palabras del juramento posterior a la ley, es el Hijo eternamente perfecto.


Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará
y haremos en él nuestra morada, dice el Señor.
Aleluya.


Evangelio de Hoy Domingo 3 de Noviembre de 2024.

Evangelio según San Marcos 12, 28-34.

En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?” Jesús le respondió: “El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos”.

El escriba replicó: “Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios”.

Jesús, viendo que había hablado muy sensatamente, le dijo: “No estás lejos del Reino de Dios”. Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.


Homilía de hoy Domingo 3 de Noviembre.

Hoy contemplamos uno de los pasajes más esenciales de nuestra fe: el diálogo sobre el mandamiento principal. En esta conversación entre Jesús y el escriba, se nos revela el corazón mismo de la vida cristiana.

La pregunta sobre el primer mandamiento no es una simple curiosidad intelectual, sino una búsqueda de lo fundamental, de aquello que da sentido a toda la ley y los profetas. La respuesta de Jesús une magistralmente dos mandamientos que se convierten en uno solo: el amor a Dios y el amor al prójimo.

Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas no es una exigencia opresiva, sino una invitación a la plenitud. Este amor total implica una entrega completa de nuestro ser, una orientación de toda nuestra existencia hacia Aquel que es la fuente de todo amor.

El segundo mandamiento, semejante al primero, nos recuerda que el amor a Dios se verifica y se concreta en el amor al prójimo. No podemos decir que amamos a Dios si despreciamos a quien ha sido creado a su imagen. Amar al prójimo como a uno mismo establece la medida del amor auténtico.

La respuesta del escriba y el elogio de Jesús nos muestran que comprender esta verdad nos acerca al Reino de Dios. No estamos lejos cuando reconocemos que el amor vale más que todos los holocaustos y sacrificios, cuando entendemos que la religión verdadera se mide por el amor.

Pidamos la gracia de vivir este doble y único mandamiento del amor, sabiendo que en él se encuentra el secreto de una vida verdaderamente cristiana y el camino hacia la plenitud que Dios desea para nosotros.


Evangelio de Hoy Agradece Por el Evangelio y La Homilía de Hoy

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.