Evangelio de Hoy Lunes 2 de Septiembre.

Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Lunes 2 de Septiembre y la homilía diaria.

Al final del artículo encontrarán el comentario al Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación del evangelio, y las homilías diarias.

Lunes de la XXII semana del Tiempo ordinario – Lectio Divina 431

Lecturas Bíblicas del día de Hoy

Primera Lectura de Hoy

Primera Carta de San Pablo a los Corintios 2, 1-5.

Hermanos: Cuando llegué a la ciudad de ustedes para anunciarles el Evangelio, no busqué hacerlo mediante la elocuencia del lenguaje o la sabiduría humana, sino que resolví no hablarles sino de Jesucristo, más aún, de Jesucristo crucificado.

Me presenté ante ustedes débil y temblando de miedo. Cuando les hablé y les prediqué el Evangelio, no quise convencerlos con palabras de hombre sabio; al contrario, los convencí por medio del Espíritu y del poder de Dios, a fin de que la fe de ustedes dependiera del poder de Dios y no de la sabiduría de los hombres.


Salmo Responsorial de Hoy Salmo 118, 97. 98. 99. 100. 101. 102.

¡Cuánto amo tu voluntad!:
Todo el día la estoy meditando.
Tus mandatos me hacen más sabio que mis enemigos,
porque siempre me acompañan.
¡Cuánto amo, Señor, tu voluntad!

Soy más prudente que todos mis maestros,
porque medito tus preceptos.
Soy más sagaz que los ancianos,
porque cumplo tus leyes.
¡Cuánto amo, Señor, tu voluntad!

Aparto mis pies de toda senda mala,
para cumplir tus palabras.
No me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido.
¡Cuánto amo, Señor, tu voluntad!


Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
El Espíritu del Señor está sobre mí;
él me ha enviado para anunciar a los pobres la buena nueva.
Aleluya.


Evangelio de Hoy Lunes 2 de Septiembre de 2024.

Evangelio según San Lucas 4, 16-30.

En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.

Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura, que ustedes acaban de oír”.

Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios, y se preguntaban: “¿No es éste el hijo de José?”

Jesús les dijo: “Seguramente me dirán aquel refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo, y haz aquí, en tu propia tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm’ ”.

Y añadió: “Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, que era de Siria”.

Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta una barranca del monte, sobre el que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de allí.


Homilía de hoy Lunes 2 de Septiembre.

Hoy nos encontramos con un pasaje del Evangelio según San Lucas que nos muestra un momento crucial en el ministerio de Jesús: su regreso a Nazaret, su pueblo natal, y su proclamación en la sinagoga, donde declara el cumplimiento de las profecías mesiánicas. Este relato no solo nos habla del comienzo de su misión pública, sino también de la respuesta que esta provoca en aquellos que lo conocían desde su infancia.

Jesús entra en la sinagoga de Nazaret en el día de reposo, como era su costumbre, y se le da el rollo del profeta Isaías. Al leer las palabras: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Nueva a los pobres…», Jesús se apropia de esta profecía, declarando que en Él se cumple lo que los profetas habían anunciado. Este es un momento de revelación, donde Jesús se presenta no solo como un maestro, sino como el Mesías prometido, el Ungido de Dios que viene a traer salvación.

Sin embargo, la reacción de los oyentes es ambigua. Al principio, todos dan testimonio de Él y se maravillan de las palabras de gracia que salen de su boca. Pero pronto surge la incredulidad: «¿No es este el hijo de José?» Esta pregunta refleja una incapacidad para ver más allá de las apariencias, una resistencia a aceptar que alguien tan familiar, tan ordinario a sus ojos, pudiera ser el portador de tan grande misión.

Jesús, consciente de sus pensamientos, les recuerda que «ningún profeta es bien recibido en su patria». Cita ejemplos de Elías y Eliseo, dos profetas que llevaron la gracia de Dios a extranjeros, a personas fuera del pueblo de Israel, porque los suyos no los aceptaron. Con esto, Jesús señala que el mensaje de salvación es universal, y que el Reino de Dios no se limita a un pueblo o a un grupo, sino que está abierto a todos los que lo reciben con fe.

Las palabras de Jesús provocan la ira de los que lo escuchan. Lo que comenzó como admiración se convierte en rechazo. Intentan llevarlo a la cima de un monte para despeñarlo, pero Él pasa en medio de ellos y se va. Este rechazo prefigura el sufrimiento y la oposición que Jesús enfrentará a lo largo de su ministerio, culminando en la cruz. Nos muestra cómo la proclamación de la verdad puede generar resistencia y cómo, a pesar de esto, Jesús sigue adelante con su misión, fiel al plan de su Padre.

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestra propia disposición a acoger la verdad de Cristo en nuestras vidas. ¿Estamos abiertos a reconocer la presencia de Dios, incluso en lo cotidiano y en lo familiar? ¿O nos resistimos, como los nazarenos, a aceptar que Dios puede manifestarse de maneras inesperadas? También nos reta a mirar más allá de nuestras ideas preconcebidas y a no limitar la acción de Dios a nuestras expectativas.

El ejemplo de Jesús nos enseña la importancia de la perseverancia en la misión, a pesar de la oposición o el rechazo. Nos llama a ser portadores de la Buena Nueva, a proclamar el amor y la misericordia de Dios con valentía, sin desanimarnos cuando enfrentamos incomprensión o rechazo.

Pidamos al Señor que nos conceda la gracia de estar siempre abiertos a su Palabra, de reconocer su presencia en nuestra vida diaria, y de seguirlo con fidelidad, incluso cuando el camino se hace difícil.

Que María, la Madre de Jesús, que guardaba todas estas cosas en su corazón, nos ayude a mantenernos firmes en la fe y a ser testigos valientes del Evangelio en el mundo.


Evangelio de Hoy – Agradece

Evangelio-de-hoy.com agradece infinitamente al señor nuestro Dios por la fuerza que nos da cada día para seguir adelante. También le damos gracias a De La Mano del Señor por el asesoramiento; y los invitamos a visitar Santo Rosario y Evangelio de hoy para ver el Evangelio y Homilía de Hoy en video.

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