Evangelio de Hoy Miércoles 21 de agosto.
Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Miércoles 21 de agosto y la homilía diaria.
Al final del artículo encontraran el comentario del Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación del evangelio, y las homilías diarias.
Miércoles de la XX semana del Tiempo ordinario
Lectio Divina 421
Lecturas Bíblicas del día de Hoy
Primera Lectura de Hoy
Libro de Ezequiel 34, 1-11.
En aquellos días, el Señor me habló y me dijo: “Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel y diles: ‘Esto dice el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar a las ovejas? Pero ustedes se toman la leche de ellas, se visten con su lana, sacrifican las ovejas mejor alimentadas y no apacientan al rebaño. No fortalecen a las ovejas débiles, no curan a las enfermas ni cuidan a las que están heridas. No hacen volver a las descarriadas ni buscan a las perdidas, sino que las dominan con crueldad y violencia.
Mis ovejas se han dispersado por falta de pastor y se han convertido en presa de todos los animales salvajes. Mi rebaño anda errante por todas partes, por los montes y las colinas; mi rebaño anda disperso por toda la superficie de la tierra y no hay nadie que se preocupe de él, nadie que lo busque’.
Por eso, pastores, escuchen la palabra del Señor: ‘Mi rebaño ha sido expuesto al pillaje y se ha convertido en presa de todos los animales salvajes por falta de pastor, pues mis pastores no se preocupan por mi rebaño; se apacientan a sí mismos y no apacientan a mi rebaño’.
Por eso, pastores, escuchen la palabra del Señor: ‘Lo juro por mi vida: Me voy a enfrentar a los pastores para reclamarles mis ovejas y destituirlos de su cargo. Los pastores ya no volverán a apacentarse a sí mismos. Les arrancaré mis ovejas de la boca y no se las volverán a comer’. Esto dice el Señor: ‘Yo mismo buscaré a mis ovejas y las cuidaré’ ”.
Salmo Responsorial de Hoy – Salmo 22, 1-3. 4. 5. 6.
El Señor es mi pastor, nada me falta;
en verdes praderas me hace reposar
y hacia fuentes tranquilas me conduce
para reparar mis fuerzas.
El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Por ser un Dios fiel a sus promesas,
me guía por el sendero recto;
así, aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me dan seguridad.
El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Tú mismo me preparas la mesa,
a despecho de mis adversarios;
me unges la cabeza con perfume,
y llenas mi copa hasta los bordes.
El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán
todos los días de mi vida,
y viviré en la casa del Señor
por años sin término.
El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
La palabra de Dios es viva y eficaz
y descubre los pensamientos e intenciones del corazón.
Aleluya.
Evangelio de Hoy Miércoles 21 de agosto de 2024
Evangelio según San Mateo, 20, 1-16.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo’. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo.
Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía a otros que estaban en la plaza y les dijo: ‘¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?’ Ellos le respondieron: ‘Porque nadie nos ha contratado’. El les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña’.
Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador: ‘Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros’. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno.
Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole: ‘Esos que llegaron al último sólo trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor’.
Pero él respondió a uno de ellos: ‘Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?’
De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos».
Homilía de hoy Miércoles 21 de agosto.
El evangelio de hoy nos presenta una parábola que, a primera vista, puede parecer desconcertante. Nos habla de un propietario que contrata trabajadores para su viña a diferentes horas del día, pero al final, paga a todos por igual. Esta historia nos invita a reflexionar profundamente sobre la naturaleza de la justicia divina y la generosidad de Dios.
En nuestra sociedad, estamos acostumbrados a un sistema de recompensas basado en el mérito y el esfuerzo. Trabajamos más, ganamos más. Sin embargo, el Reino de los Cielos opera bajo una lógica diferente. Dios, en su infinita misericordia, no mide con la vara de nuestros criterios humanos.
Esta parábola nos enseña que la gracia divina no se gana por nuestros méritos, sino que es un regalo gratuito de Dios. Aquellos que llegaron al final de la jornada recibieron el mismo salario que los que trabajaron desde el amanecer. Esto puede parecer injusto desde nuestra perspectiva terrenal, pero nos recuerda que la salvación no es algo que podamos ganar por nuestros propios esfuerzos.
Reflexionemos: ¿Cuántas veces hemos juzgado a otros por considerar que no merecen las bendiciones que reciben? ¿Cuántas veces hemos sentido envidia por el éxito ajeno? Esta parábola nos invita a abandonar esos pensamientos y a regocijarnos en la generosidad de Dios.
Además, esta enseñanza nos recuerda que nunca es tarde para acercarse a Dios. Aquellos que llegaron a la viña al final del día representan a quienes encuentran la fe más tarde en la vida. El mensaje es claro: Dios acoge a todos con el mismo amor, independientemente del momento en que respondan a su llamado.
Como comunidad de fe, estamos llamados a imitar esta generosidad divina. Debemos acoger a todos, sin distinción, y alegrarnos cuando alguien encuentra el camino hacia Dios, sin importar cuándo ocurra esto en su vida.
Evangelio de Hoy – Agradece Por el Evangelio y La Homilía de Hoy
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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.