Cuál es el significado de Pentecostés
Pentecostés, después de la Navidad y la Pascua es una de las fiestas más importantes del año para los cristianos porque celebran la llegada del Espíritu Santo, que tuvo lugar según la Biblia, el quincuagésimo día después de la resurrección de Jesús.
Etimológicamente, la palabra Pentecostés proviene del griego Pentekosté, que significa “quincuagésimo” y del latín Pentecoste. El término hace referencia a los 50 días transcurridos desde la Pascua hasta esta celebración. Y por tratarse del nombre de una festividad sagrada, debe escribirse con mayúscula inicial.
Pentecostés para los Cristianos
Para los cristianos, Pentecostés, es la conmemoración del descenso del Espíritu Santo sobre los apóstoles, lo cual marca el inicio de la Iglesia. Para la liturgia católica, el Pentecostés es la cuarta fiesta principal del año y, según el calendario, puede celebrarse entre el 10 de mayo y el 13 de junio.
En el Evangelio, en el Nuevo Testamento, el libro de los Hechos de los Apóstoles, nos cuenta la celebración de Pentecostés, y detalla el momento en que los apóstoles de Jesús recibieron los dones del Espíritu Santo, después del ascenso del Señor al cielo.
“Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse”
La llegada del Espíritu Santo es importante, no solo porque da inicio a la Iglesia Católica sino porque el Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad. Es decir, que habiendo un solo Dios, existen en Él tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Pentecostés en video
La promesa de Pentecostés.
Pentecostés además representa el cumplimiento de la promesa de Cristo al final del Evangelio de San Lucas: “Les dijo: ‘Todo esto estaba escrito: los padecimientos del Mesías y su resurrección de entre los muertos al tercer día. Luego debe proclamarse en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados, comenzando por Jerusalén, y yendo después a todas las naciones, invitándolas a que se conviertan. Ustedes son testigos de todo esto. Ahora yo voy a enviar sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza que viene de arriba’”.
El Espíritu Santo es Dios.
el Espíritu Santo es la «Tercera Persona de la Santísima Trinidad». Es decir, habiendo un sólo Dios, existen en Él tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta verdad ha sido revelada por Jesús en su Evangelio.
El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo de la historia hasta su consumación, pero es en los últimos tiempos, inaugurados con la Encarnación, cuando el Espíritu se revela y nos es dado, cuando es reconocido y acogido como persona. El Señor Jesús nos lo presenta y se refiere a Él no como una potencia impersonal, sino como una Persona diferente, con un obrar propio y un carácter personal.
Oración de Gran Poder al Espíritu Santo.
Espíritu Santo, llénanos de ti, concédenos hacer de este Pentecostés una verdadera fiesta en la que te aceptemos como la fuerza que nos mueve, la gracia que nos sostiene y la fe que nos impide dudar y nos llama a creer y aceptar con amor todo lo celestial.
Acompáñame, hazme fuerte en el amor y la virtud, condúceme por las fuentes tranquilas, por los caminos seguros y verdaderos que nos llevarán a nuestro destino final, a la presencia de nuestro Padre, al amor perfecto y a la comunión eterna.
Toma mi vida y mi voluntad; se mi fuerza, santifícame y transfórmame, ven Espíritu Santo en el nombre del señor, dame fortaleza, consuelo, esperanza y luz para caminar con firmeza esquivando la oscuridad de este mundo de maldad, la oscuridad de este mundo de incertidumbre, de mentira y de pecado; Espíritu Santo, ilumina mi entendimiento para no pecar más, dale fuerza a mi voluntad para evitar el mal y derrotar el enemigo.
Hoy en mi interior, he oído tu voz, he experimentado tu presencia y me siento esclavo y cautivo por tu gracia, por tu grandeza y por la sabiduría que hay en ti; tu Espíritu de discernimiento que nos hace distinguir entre lo bueno y lo malo.
Espíritu de consejo que nos permite entender y comprender cuando Dios nos habla a través del corazón, ven pronto a nuestra presencia y con tus dones infinitos, alimenta nuestra alma, nuestra espiritualidad y nuestras ganas de poseer lo celestial, lo sagrado y lo eterno.
Espíritu de Dios, Espíritu de pureza y de eternidad, endereza en mi lo que está inclinado al mal, ordena en mí todo lo que el pecado original ha desordenado y llena el vacío infinito de mi alma con tu grandeza, grandeza que carece de todo límite, para así lograr despreciar la miseria que este mundo nos ofrece y de la que somos esclavos.
Tu Espíritu creador, Espíritu santificador, Espíritu de sabiduría, de gracia y de paciencia, toma nuestro pecado, nuestro padecimiento y nuestro caminar por este mundo cuidándonos del mal y del maligno, hasta cuando hayamos alcanzado las bienaventuranzas eternas.
Lecturas Católicas de Hoy.
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