Evangelio de Hoy Sábado 22 de Julio.
Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Sábado 22 de Julio y la homilía diaria.
Al final del artículo encontraran la Homilía del Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación o comentario del evangelio de cada día.
Fiesta de Santa María Magdalena – Lectio divina 603
Lecturas Bíblicas del día de Hoy
Primera Lectura de Hoy
Cantar de los Cantares 3, 1-4
Esto dice la esposa:
«En mi lecho, por las noches,
a mi amado yo buscaba.
Lo busqué, pero fue un vano.
Me levantaré. Por las plazas
y barrios de la ciudad
buscaré al amor de mi alma.
Lo busqué, pero fue en vano.
Y me encontraron los guardias
de la ciudad, y les dije:
‘¿Qué no vieron a aquel que ama
mi alma?’ Y apenas se fueron,
encontré al amor de mi alma».
Salmo Responsorial de Hoy – Salmo 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9.
Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco;
de ti sedienta está mi alma.
Señor, todo mi ser te añora,
como el suelo reseco añora el agua.
Señor, mi alma tiene sed de ti.
Para admirar tu gloria y tu poder,
anhelo contemplarte en el santuario.
Pues mejor es tu amor que la existencia;
siempre, Señor, te alabarán mis labios.
Señor, mi alma tiene sed de ti.
Podré así bendecirte mientras viva
y levantar en oración mis manos.
De lo mejor se saciará mi alma;
te alabaré con júbilo en los labios.
Señor, mi alma tiene sed de ti.
Fuiste mi auxilio
y a tu sombra, canté lleno de gozo.
A ti se adhiere mi alma
y tu diestra me da seguro apoyo.
Señor, mi alma tiene sed de ti.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?
A mi Señor glorioso, la tumba abandonada.
Aleluya.
Evangelio de Hoy Sábado 22 de Julio de 2023
Evangelio según San Juan 20, 1-2. 11-18.
El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto».
María se había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y el otro junto a los pies. Los ángeles le preguntaron: «¿Por qué estás llorando, mujer?» Ella les contestó: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo habrán puesto».
Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Entonces él le dijo: «Mujer, ¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas?» Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió: «Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto». Jesús le dijo: «¡María!» Ella se volvió y exclamó: «¡Rabbuní!», que en hebreo significa ‘maestro’. Jesús le dijo: «Déjame ya, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios’ «.
María Magdalena se fue a ver a los discípulos para decirles que había visto al Señor y para darles su mensaje.
Comentario y Homilía del Evangelio de hoy Sábado 22 de Julio.
San Agustín (354-430)
Tocar espiritualmente a Cristo.
«Jesús le dijo: «Suéltame, que todavía no he subido al Padre». Estas palabras contienen una verdad que debemos examinar atentamente. Jesús enseña a esta mujer que le había reconocido como Señor y le había dado ese título, qué es la fe.
El divino jardinero sembró un grano de mostaza negra en el corazón de María Magdalena, como lo habría hecho en un huerto… ¿Qué significa, pues: «Suéltame, que todavía no he subido al Padre»? Con estas palabras Jesús quiso que la fe que se tiene en él, a través de la cual se le toca espiritualmente, llegue hasta creer que él y el Padre son uno.
Porque el que en él sigue progresando hasta reconocer que Jesús es igual al Padre, en cierta manera sube hasta el Padre en lo más secreto de su alma. De no ser así, no se toca a Cristo como él quiere, es decir, que no se tiene la fe que Jesús pide.
María podía creer en él y seguir pensando que no era igual al Padre, por eso las palabras: «Suéltame» le dan a conocer su error. Es lo mismo que decir: «No creas en mí según el espíritu en el que todavía estás: No te quedes pensando en que lo que he hecho por ti sin llegar a pensar en aquél por quien tú has sido hecha».
¿Cómo podía ella no seguir creyendo de manera puramente humana en aquel que lloraba como hombre? «Todavía no he subido al Padre». «Me tocarás cuando creas que soy Dios, y que soy perfectamente igual al Padre».
Evangelio de Hoy – Agradece Por el Evangelio y La Homilía de Hoy
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