Evangelio de Hoy Sábado 31 de Diciembre.

Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Sábado 31 de Diciembre y la homilía diaria.

Al final del artículo encontraran la Homilía del Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación o comentario del evangelio de cada día.

Séptimo día dentro de la octava de NavidadMisa matutinaLectio Divina: 204

Lecturas Bíblicas del día de Hoy

Primera Lectura de Hoy

Primera Epístola de San Juan 2, 18-21.

Hijos míos: Ésta es la última hora. Han oído ustedes que iba a venir el anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido ya, por lo cual nos damos cuenta de que es la última hora.

De entre ustedes salieron, pero no eran de los nuestros; pues si hubieran sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para que se pusiera de manifiesto que ninguno de ellos es de los nuestros.

Por lo que a ustedes toca, han recibido la unción del Espíritu Santo y tienen así el verdadero conocimiento. Les he escrito, no porque ignoren la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna mentira viene de la verdad.


Salmo Responsorial de Hoy Salmo 95, 1-2. 11-12. 13.

Cantemos al Señor un nuevo canto,
que le cante al Señor toda la tierra;
cantemos al Señor y bendigámoslo,
proclamos su amor día tras día.
Alégrense los cielos y la tierra.

Alégrense los cielos y la tierra,
retumbe el mar y el mundo submarino.
Salten de gozo el campo y cuanto encierra,
manifiesten los bosques regocijo.
Alégrense los cielos y la tierra.

Regocíjese todo ante el Señor,
porque ya viene a gobernar el orbe.
Justicia y rectitud serán las normas
con las que rija a todas las naciones.
Alégrense los cielos y la tierra.


Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros.
A todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios.
Aleluya.


Evangelio de Hoy Sábado 31 de Diciembre de 2022

Evangelio según San Juan 1, 1-18.

En el principio ya existía aquel que es la Palabra,
y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.
Ya en el principio él estaba con Dios.
Todas las cosas vinieron a la existencia por él
y sin él nada empezó de cuanto existe.
Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas
y las tinieblas no la recibieron.

Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz,
para que todos creyeran por medio de él.
Él no era la luz, sino testigo de la luz.

Aquel que es la Palabra era la luz verdadera,
que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
En el mundo estaba;
el mundo había sido hecho por él
y, sin embargo, el mundo no lo conoció.

Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron;
pero a todos los que lo recibieron
les concedió poder llegar a ser hijos de Dios,
a los que creen en su nombre,
los cuales no nacieron de la sangre,
ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre,
sino que nacieron de Dios.

Y aquel que es la Palabra se hizo hombre
y habitó entre nosotros.
Hemos visto su gloria,
gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre,
lleno de gracia y de verdad.

Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando:
“A éste me refería cuando dije:
‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí,
porque ya existía antes que yo’ ”.

De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia.
Porque la ley fue dada por medio de Moisés,
mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás.
El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre,
es quien lo ha revelado.


Comentario y Homilía del Evangelio de hoy Viernes 31 de Diciembre.

San Clemente de Alejandría (150-c. 215)

«A cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre»

Contempla los misterios del amor y verás «el seno del Padre» que sólo «el Hijo único nos lo ha contado». Dios mismo es amor y por eso mismo se ha dejado ver por nosotros.

En su ser indecible, es Padre; en su compasión para con nosotros, es Madre. Es amando que el Padre se nos presenta también femenino. La prueba más asombrosa es Aquél que él engendra de sí mismo. Y este Hijo, fruto del amor, es amor. Es por causa de ese mismo amor que él mismo descendió.

Por causa de este amor ha revestido nuestra humanidad. Por causa de este amor, libremente, sufrió todo lo que libera la condición humana. Así, haciéndose según la medida de nuestra debilidad, a nosotros, a los que amaba, nos ha dado, a cambio, la medida de su fuerza.

Hasta el punto de ofrecerse a sí mismo como sacrificio y dándose él mismo como precio de nuestra redención, nos dejó un testamento nuevo: «Os doy mi amor». ¿Cuál es este amor? ¿Qué valor tiene? Por cada uno de nosotros «ha entregado su vida», una vida más preciosa que el universo entero.


Evangelio de Hoy Agradece Por el Evangelio y La Homilía de Hoy

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.