Evangelio de Hoy Domingo 28 de Julio.

Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Domingo 28 de Julio y la homilía diaria.

Al final del artículo encontraran el comentario del Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación del evangelio, y las homilías diarias.

XVII Domingo ordinarioLectio Divina 110

Lecturas Bíblicas del día de Hoy

Primera Lectura

Segundo Libro de los Reyes 4, 42-44.

En aquellos días, llegó de Baal-Salisá un hombre que traía para el siervo de Dios, Eliseo, como primicias, veinte panes de cebada y grano tierno en espiga.

Entonces Eliseo dijo a su criado: «Dáselos a la gente para que coman». Pero él le respondió: «¿Cómo voy a repartir estos panes entre cien hombres?»

Eliseo insistió: «Dáselos a la gente para que coman, porque esto dice el Señor: ‘Comerán todos y sobrará’ «.

El criado repartió los panes a la gente; todos comieron y todavía sobró, como había dicho el Señor.


Salmo Responsorial de Hoy Salmo 144, 10-11. 15-16. 17-18.

Que te alaben, Señor, todas tus obras
y que todos tus fieles te bendigan.
Que proclamen la gloria de tu reino
y den a conocer tus maravillas.
Bendeciré al Señor eternamente.

A ti, Señor, sus ojos vuelven todos
y tú los alimentas a su tiempo.
Abres, Señor, tus manos generosas
y cuantos viven quedan satisfechos.
Bendeciré al Señor eternamente.

Siempre es justo el Señor en sus designios
y están llenas de amor todas sus obras.
No está lejos de aquellos que lo buscan;
muy cerca está el Señor de quien lo invoca.
Bendeciré al Señor eternamente.


Segunda Lectura

Carta de San Pablo a los Efesios 4, 1-6.

Hermanos: Yo, Pablo, prisionero por la causa del Señor, los exhorto a que lleven una vida digna del llamamiento que han recibido. Sean siempre humildes y amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantenerse unidos en el Espíritu con el vínculo de la paz.

Porque no hay más que un solo cuerpo y un solo Espíritu, como también una sola es la esperanza del llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos.


Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo.
Aleluya.


Evangelio de Hoy Domingo 28 de Julio de 2024.

Evangelio según San Juan 6, 1-15.

En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía curando a los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos.

Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe: «¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?» Le hizo esta pregunta para ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: «Ni doscientos denarios de pan bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan». Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: «Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?» Jesús le respondió: «Díganle a la gente que se siente». En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil.

Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus discípulos: «Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien». Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce canastos.

Entonces la gente, al ver el signo que Jesús había hecho, decía: «Éste es, en verdad, el profeta que habría de venir al mundo». Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, él solo.


Homilía de hoy Domingo 28 de Julio.

El pasaje que hoy meditamos nos presenta el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, una narración que no solo nos muestra el poder divino de Jesús, sino que también nos ofrece profundas enseñanzas sobre la providencia de Dios y nuestra participación en su obra.

La escena comienza con Jesús rodeado de una gran multitud que lo ha seguido, atraída por las señales que realizaba en los enfermos. Este detalle nos recuerda que las personas buscaban en Jesús no solo sanación física, sino también esperanza y sentido para sus vidas. ¿No es acaso esta misma búsqueda la que nos acerca a Cristo en nuestros días?

Jesús, viendo a la multitud, plantea a Felipe una pregunta que pone a prueba su fe: «¿Dónde compraremos pan para que coman éstos?» Esta pregunta nos interpela también a nosotros. Frente a las necesidades abrumadoras del mundo, ¿cuál es nuestra respuesta? ¿Nos quedamos paralizados por la magnitud del problema o confiamos en que Dios puede obrar a través de lo poco que podemos ofrecer?

La respuesta de Felipe refleja una mentalidad puramente humana, calculando la insuficiencia de los recursos disponibles. Andrés, por su parte, menciona al niño con cinco panes y dos peces, pero también duda de que esto pueda ser suficiente. ¿Cuántas veces nos hemos encontrado en situaciones similares, subestimando el poder de Dios para multiplicar nuestros pequeños esfuerzos?

El milagro que sigue es una poderosa demostración del poder y la compasión de Jesús. Toma los escasos recursos disponibles, da gracias, y los distribuye entre la multitud. Este acto nos enseña la importancia de la gratitud y la confianza en la providencia divina. Jesús no crea el pan de la nada, sino que multiplica lo que ya está presente, invitándonos a reconocer y ofrecer los dones que hemos recibido, por pequeños que parezcan.

El hecho de que todos comieron hasta saciarse y aún sobraron doce canastas llenas nos habla de la abundancia del amor y la gracia de Dios. Este Dios no solo satisface nuestras necesidades básicas, sino que lo hace con generosidad desbordante.

Es significativo que Jesús ordene recoger los pedazos sobrantes, enseñándonos el valor de no desperdiciar los dones de Dios y la importancia de la buena administración de los recursos.

La reacción de la gente, queriendo proclamar a Jesús como rey, nos muestra cómo a menudo malinterpretamos la misión de Cristo, buscando soluciones meramente terrenales o políticas a nuestros problemas. Jesús, al retirarse solo al monte, nos recuerda que su reino no es de este mundo y que nuestra relación con Él debe ir más allá de los beneficios materiales que podamos recibir.

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestra propia actitud frente a las necesidades del mundo. ¿Estamos dispuestos a ofrecer lo poco que tenemos, confiando en que Dios puede multiplicarlo? ¿Reconocemos y agradecemos los dones que hemos recibido, por pequeños que parezcan?


Evangelio de Hoy Agradece Por el Evangelio y La Homilía de Hoy

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.