Evangelio de Hoy Martes 28 de Enero.
Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Martes 28 de Enero y la homilía diaria.
Al final del artículo encontrarán el comentario al Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación del evangelio, y las homilías diarias.
Martes de la III semana del tiempo ordinario – Lectio Divina 318
Lecturas Bíblicas del día de Hoy
Primera Lectura de Hoy
Carta a los Hebreos 10, 1-10.
Hermanos: Puesto que la ley de la antigua alianza no contiene la imagen real de los bienes definitivos, sino solamente una sombra de ellos, es absolutamente incapaz, por medio de los sacrificios, siempre iguales y ofrecidos sin cesar año tras año, de hacer perfectos a quienes intentan acercarse a Dios.
Porque si la ley fuera capaz de ello, ciertamente tales sacrificios hubieran dejado de ofrecerse, puesto que los que practican ese culto, de haber sido purificados para siempre, no tendrían ya conciencia de pecado. Por el contrario, con esos sacrificios se renueva cada año la conciencia de los pecados, porque es imposible que pueda borrarlos la sangre de toros y machos cabríos.
Por eso, al entrar al mundo, Cristo dijo, conforme al salmo: No quisiste víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije –porque a mí se refiere la Escritura –: «Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad».
Comienza por decir: No quisiste víctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado –siendo así que eso es lo que pedía la ley –; y luego añade: «Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad».
Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todas.
Salmo Responsorial de Hoy – Salmo 39, 2 y 4ab. 7-8a. 10. 11.
Esperé en el Señor con gran confianza;
él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias.
El me puso en la boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Sacrificios y ofrendas no quisiste,
abriste, en cambio, mis oídos a tu voz.
No exigiste holocaustos por la culpa,
así que dije: «Aquí estoy».
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
He anunciado tu justicia
en la gran asamblea;
no he cerrado mis labios:
tú lo sabes, Señor.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
No callé tu justicia, antes bien, proclamé tu lealtad y tu auxilio.
Tu amor y tu lealtad no los he ocultado
a la gran asamblea.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
Aleluya.
Evangelio de Hoy Martes 28 de Enero de 2025
Evangelio según San Marcos 3, 31-35.
En aquel tiempo, llegaron a donde estaba Jesús, su madre y sus parientes; se quedaron fuera y lo mandaron llamar. En torno a él estaba sentada una multitud, cuando le dijeron: «Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan».
Él les respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».
Homilía de hoy Martes 28 de Enero.
Hoy, contemplamos un pasaje del Evangelio que nos desafía a profundizar en el verdadero significado de la familia espiritual y nuestra relación con Cristo.
La escena que se nos presenta es conmovedora: la madre y los parientes del Señor están fuera, buscándolo. Esta imagen de «estar fuera» es profundamente simbólica, pues nos invita a reflexionar sobre nuestra propia posición en relación con Cristo y su mensaje. La verdadera cercanía con el Señor no se mide por lazos de sangre o proximidad física, sino por la adhesión a la voluntad divina.
La respuesta del Maestro, mirando a quienes lo rodean, establece un nuevo criterio de pertenencia a la familia de Dios. «El que hace la voluntad de Dios» se convierte en el vínculo fundamental que nos une a Cristo y entre nosotros. No se trata de una desvalorización de los lazos familiares naturales, sino de su elevación a una dimensión espiritual más profunda.
Esta nueva familia que Cristo establece trasciende las fronteras de sangre, cultura y nación. Es una familia universal, unida por la fe y el compromiso con la voluntad divina. María, la madre de Jesús, es el ejemplo perfecto de esta pertenencia, pues ella fue la primera en hacer la voluntad de Dios con su «sí» incondicional.
Como comunidad cristiana, este evangelio nos interpela sobre la autenticidad de nuestra pertenencia a la familia de Dios. No basta con estar cerca físicamente o participar en ritos externos. La verdadera pertenencia se manifiesta en la búsqueda sincera y el cumplimiento de la voluntad divina en nuestra vida cotidiana.
Evangelio de Hoy – Agradece Por el Evangelio y La Homilía de Hoy
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