Evangelio de Hoy Miércoles 14 de agosto.

Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Miércoles 14 de agosto y la homilía diaria.

Al final del artículo encontraran el comentario del Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación del evangelio, y las homilías diarias.

Miércoles de la XIX semana del Tiempo ordinario
Lectio Divina: 415

Lecturas Bíblicas del día de Hoy

Primera Lectura de Hoy

Libro de Ezequiel 9, 1-7. 10, 18-22.

En aquellos días, oí que el Señor gritaba con voz potente: “¡Acérquense los que van a castigar a la ciudad, empuñando cada uno su arma mortal!”

Entonces aparecieron, en dirección del pórtico que da al norte, seis hombres, cada cual con su arma mortal en la mano. En medio de ellos estaba un hombre vestido de lino, que llevaba en la cintura un estuche para escribir. Entraron y se detuvieron ante el altar de bronce.

La gloria del Dios de Israel que descansaba sobre los querubines, se elevó y se dirigió a la entrada del templo. El Señor llamó al hombre vestido de lino que llevaba en la cintura el estuche para escribir y le dijo: “Recorre a Jerusalén y marca con una señal en la frente a los hombres que gimen y lloran por todas las prácticas abominables que se cometen en la ciudad”.

Y oí que les dijo a los otros: “Recorran la ciudad detrás de él y maten sin piedad ni compasión; maten a los viejos y a los jóvenes, a las doncellas, a los niños y a las mujeres, hasta que no quede ni uno. Pero al que tenga la señal en la frente no lo toquen. Comiencen, pues, por mi santuario”.

Entonces ellos empezaron a matar a los ancianos que estaban delante del templo, y el Señor les dijo: “Profanen el templo; llenen sus atrios de cadáveres y salgan después a matar a los que se encuentran en la ciudad”.

Luego la gloria del Señor se elevó del umbral del templo y se posó sobre los querubines. Al partir, los querubines desplegaron sus alas y se elevaron del suelo ante mis ojos. Se detuvieron a la entrada del pórtico oriental del templo del Señor, y la gloria del Dios de Israel estaba encima de ellos.

Eran los mismos seres vivientes que yo había visto debajo del Dios de Israel, junto al río Kebar, y reconocí que eran los querubines. Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas, y unas como manos bajo las alas. Sus caras se parecían a las que yo había visto junto al río Kebar. Y todos caminaban hacia el frente.


Salmo Responsorial de Hoy Salmo 112, 1-2. 3-4. 5-6.

Bendito sea el Señor,
alábenlo sus siervos.
Bendito sea el Señor,
desde ahora y para siempre.
Bendita sea al Señor ahora y para siempre.

Desde que sale el sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
Dios está sobre todas las naciones,
su gloria, por encima de los cielos.
Bendita sea al Señor ahora y para siempre.

¿Quién hay como el Señor?
¿Quién iguala al Dios nuestro,
que tiene en las alturas su morada,
y sin embargo de esto,
bajar se digna su mirada
para ver tierra y cielo?
Bendita sea al Señor ahora y para siempre.


Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Dios ha reconciliado consigo al mundo, por medio de Cristo, y nos ha encomendado a nosotros el mensaje de la reconciliación.
Aleluya.


Evangelio de Hoy Miércoles 14 de agosto de 2024

Evangelio según San Mateo, 18, 15-20.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad; y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o de un publicano.

Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.

Yo les aseguro también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos».


Homilía de hoy Miércoles 14 de agosto.

El pasaje que hoy meditamos nos presenta una enseñanza fundamental de Jesús sobre la vida en comunidad, la corrección fraterna y la importancia de la unidad en la oración. Estas palabras de nuestro Señor nos ofrecen una guía práctica y espiritual para vivir en armonía y amor dentro de la Iglesia.

Jesús comienza abordando una situación común en cualquier comunidad: el pecado de un hermano. Su enfoque es notable por su sabiduría y compasión. «Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado». Este primer paso nos enseña la importancia de la discreción y el respeto en nuestras relaciones interpersonales. No se trata de exponer públicamente las faltas de los demás, sino de buscar la reconciliación de manera privada y amorosa.

Si este primer intento no tiene éxito, Jesús sugiere dar un segundo paso: «Si no te escucha, toma contigo una o dos personas más». Este enfoque nos recuerda la importancia de la comunidad en el proceso de reconciliación. No estamos solos en nuestro camino de fe; la sabiduría y el apoyo de otros miembros de la comunidad pueden ser invaluables en momentos de conflicto.

Solo si estos intentos fallan, el asunto debe ser llevado ante la Iglesia. Y si aún así la persona se niega a escuchar, Jesús indica que debe ser tratada «como un pagano o un publicano». Esta instrucción, lejos de ser un rechazo, debe entenderse a la luz de cómo Jesús mismo trataba a los paganos y publicanos: con amor y como objetivos de su misión salvadora.

Luego, Jesús habla de la autoridad dada a la Iglesia: «Todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo». Esta declaración nos recuerda la seria responsabilidad que tenemos como comunidad de fe. Nuestras decisiones y acciones tienen consecuencias que trascienden lo terrenal.

Finalmente, Jesús nos ofrece una promesa poderosa sobre la oración comunitaria: «Si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». Esta promesa subraya la importancia de la unidad en la oración y nos asegura la presencia de Cristo en medio de nuestra comunidad.

Como discípulos de Cristo, este pasaje nos interpela profundamente. Nos invita a reflexionar sobre cómo manejamos los conflictos en nuestra comunidad. ¿Buscamos la reconciliación con amor y discreción? ¿Valoramos el papel de la comunidad en nuestro camino de fe? ¿Reconocemos la autoridad espiritual que Cristo ha conferido a su Iglesia?

También nos desafía a considerar la calidad de nuestra vida de oración comunitaria. ¿Nos reunimos regularmente para orar juntos? ¿Buscamos la unidad en nuestras peticiones? ¿Somos conscientes de la presencia de Cristo entre nosotros cuando nos reunimos en su nombre?


Evangelio de Hoy – Agradece Por el Evangelio y La Homilía de Hoy

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.