Sábado 19 de Noviembre de 2022

Evangelio de HoyLectio Divina

Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Sábado 19 de Noviembre y la homilía diaria.

Al final del artículo encontraran la Homilía del Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación o comentario del evangelio de cada día.

Sábado de la XXXIII semana del Tiempo ordinarioLectio Divina: 502

Lecturas Bíblicas del día de Hoy

Primera Lectura de Hoy

Apocalipsis 11, 4-12.

Yo, Juan, oí que me decían: “Aquí están mis dos testigos. Son los dos olivos y los dos candelabros, que están ante el Señor de la tierra. Si alguno quiere hacerles daño, su boca echará fuego que devorará a sus enemigos; así, el que intente hacerles daño, morirá sin remedio.

Ellos tienen poder de cerrar el cielo para que no llueva mientras dure su misión profética; tienen poder para convertir el agua en sangre y para castigar la tierra con toda clase de plagas, cuantas veces quieran.

Pero, cuando hayan terminado su misión, la bestia que sube del mar les hará la guerra, los vencerá y los matará. Sus cadáveres quedarán tendidos en la plaza de la gran ciudad, donde fue crucificado su Señor, y que simbólicamente se llama Sodoma o Egipto.

Durante tres días y medio, gentes de todos los pueblos y razas, de todas las lenguas y naciones contemplarán sus cadáveres, pues no permitirán que los sepulten. Los habitantes de la tierra se alegrarán y regocijarán por su muerte y se enviarán regalos los unos a los otros, porque estos dos profetas habían sido el azote de ellos.

Pero después de los tres días y medio, un espíritu de vida, enviado por Dios, entrará en ellos: se pondrán de pie y todos los que los estén viendo se llenarán de espanto. Oirán entonces una potente voz, que les dirá desde el cielo: ‘Suban acá’. Y subirán al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos”.


Salmo Responsorial de Hoy Salmo 143, 1. 2. 9-10.

Bendito sea el Señor,
mi roca firme;
él adiestró mis manos y mis dedos
para luchar en lides.
Bendito sea el Señor, mi fortaleza.

El es mi amigo fiel, mi fortaleza,
mi seguro escondite,
escudo en que me amparo,
el que los pueblos a mis plantas rinde.
Bendito sea el Señor, mi fortaleza.

Al compás de mi citara,
nuevos cantos, Señor, he de decirte,
pues tú das a los reyes la victoria
y salvas a David, tu siervo humilde.
Bendito sea el Señor, mi fortaleza.


Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Jesucristo, nuestro salvador, ha vencido la muerte
y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio.
Aleluya.


Evangelio de Hoy Sábado 19 de Noviembre de 2022

Evangelio según San Lucas 20, 27-40.

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús algunos saduceos. Como los saduceos niegan la resurrección de los muertos, le preguntaron: “Maestro, Moisés nos dejó escrito que si alguno tiene un hermano casado que muere sin haber tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su hermano. Hubo una vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó y murió sin dejar hijos. El segundo, el tercero y los demás, hasta el séptimo, tomaron por esposa a la viuda y todos murieron sin dejar sucesión. Por fin murió también la viuda. Ahora bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa la mujer, pues los siete estuvieron casados con ella?”

Jesús les dijo: “En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida futura, los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como los ángeles e hijos de Dios, pues él los habrá resucitado.

Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven’’.

Entonces, unos escribas le dijeron: “Maestro, has hablado bien”. Y a partir de ese momento ya no se atrevieron a preguntarle nada.


Comentario y Homilía del Evangelio de hoy Sábado 19 de Noviembre.

San Ireneo de Lyon (c. 130-c. 208)

El Dios de los vivos.

En su respuesta a los saduceos que negaban la resurrección y, a causa de ello, despreciaban a Dios y ridiculizaban la Ley, Nuestro Señor y Maestro demostró a la vez la resurrección e hizo conocer a Dios.

En cuanto a la resurrección de los muertos ¿no habéis leído la palabra de Dios que dice: -Yo soy el Dios de Abrahán, de Isaac, de Jacob?- Y añadía: -No es un Dios de muertos sino de vivos, porque todos viven gracias a él.-

Con estas palabras se refirió claramente a aquel que habló a Moisés en la zarza ardiendo y que se declaró el Dios de los padres, el Dios de los vivos. ¿Quién es el Dios de los vivos sino el Dios viviente, fuera del cual no hay otro?

Este fue anunciado por el profeta Daniel cuando respondió a Ciro, rey de los persas…:-No adoro ídolos hechos por mano de hombres sino al Dios vivo que hizo el cielo y la tierra y que es Señor sobre todo lo que vive.- Y añadió: -Adoraré al Señor Dios mío, porque es el Dios viviente.

Dios, a quien adoraron los profetas, el Dios vivo, es el Dios de los vivientes, como su Verbo que habló a Moisés en la zarza ardiendo y quien refutó a los saduceos y ha obrado la resurrección. Él es quien, a partir de la Ley, ha demostrado a los ciegos estas dos cosas: la resurrección y el verdadero Dios.

Si él no es el Dios de los muertos sino de los que viven, y si se llama el Dios de los padres que duermen el sueño de la muerte, sin duda alguna están vivos para Dios y no muertos. “Son hijos de la resurrección.” Ahora bien, la resurrección es Nuestro Señor en persona, como lo dice él mismo: “Yo soy la resurrección y la vida”.

Y los padres son sus hijos, como lo dice el profeta: “En lugar de tus padres tendrás hijos…”


Evangelio de Hoy Agradece Por el Evangelio y La Homilía de Hoy

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