Evangelio de Hoy Domingo 2 de Junio.
Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Domingo 2 de Junio y la homilía diaria.
Al final del artículo encontraran el comentario del Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación del evangelio, y las homilías diarias.
Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo – Lectio Divina 168
Lecturas Bíblicas del día de Hoy
Primera Lectura
Libro del Éxodo 24,3 -8.
En aquellos días, Moisés bajó del monte Sinaí y refirió al pueblo todo lo que el Señor le había dicho y los mandamientos que le había dado. Y el pueblo contestó a una voz: “Haremos todo lo que dice el Señor”.
Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano, construyó un altar al pie del monte y puso al lado del altar doce piedras conmemorativas, en representación de las doce tribus de Israel.
Después mandó a algunos jóvenes israelitas a ofrecer holocaustos e inmolar novillos, como sacrificios pacíficos en honor del Señor. Tomó la mitad de la sangre, la puso en vasijas y derramó sobre el altar la otra mitad.
Entonces tomó el libro de la alianza y lo leyó al pueblo, y el pueblo respondió: “Obedeceremos. Haremos todo lo que manda el Señor”.
Luego Moisés roció al pueblo con la sangre, diciendo: “Ésta es la sangre de la alianza que el Señor ha hecho con ustedes, conforme a las palabras que han oído”.
Salmo Responsorial de Hoy – Salmo 115, 12-13. 15 y 16bc. 17-18.
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Levantaré el cáliz de la salvación,
e invocaré el nombre del Señor.
Levantaré el cáliz de la salvación.
A los ojos del Señor es muy penoso
que mueran sus amigos.
De la muerte, Señor, me has librado,
A mí, tu esclavo e hijo de tu esclava.
Levantaré el cáliz de la salvación.
Te ofreceré con gratitud un sacrificio
e invocaré tu nombre.
Cumpliré mis promesas al Señor
ante todo su pueblo.
Levantaré el cáliz de la salvación.
Segunda Lectura
Carta a los Hebreos 9, 11-15.
Hermanos: Cuando Cristo se presentó como sumo sacerdote que nos obtiene los bienes definitivos, penetró una sola vez y para siempre en el “lugar santísimo”, a través de una tienda, que no estaba hecha por mano de hombres, ni pertenecía a esta creación. No llevó consigo sangre de animales, sino su propia sangre, con la cual nos obtuvo una redención eterna.
Porque si la sangre de los machos cabríos y de los becerros y las cenizas de una ternera, cuando se esparcían sobre los impuros, eran capaces de conferir a los israelitas una pureza legal, meramente exterior, ¡cuánto más la sangre de Cristo purificará nuestra conciencia de todo pecado, a fin de que demos culto al Dios vivo, ya que a impulsos del Espíritu Santo, se ofreció a sí mismo como sacrificio inmaculado a Dios, y así podrá purificar nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, para servir al Dios vivo!
Por eso, Cristo es el mediador de una alianza nueva. Con su muerte hizo que fueran perdonados los delitos cometidos durante la antigua alianza, para que los llamados por Dios pudieran recibir la herencia eterna que él les había prometido.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor;
el que coma de este pan vivirá para siempre.
Aleluya.
Evangelio de Hoy Domingo 2 de Junio de 2024.
Evangelio según San Marcos 14, 12-16. 22-26.
El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a Jesús sus discípulos: “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?” Él les dijo a dos de ellos: “Vayan a la ciudad.
Encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y díganle al dueño de la casa en donde entre: ‘El Maestro manda preguntar: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?’ Él les enseñará una sala en el segundo piso, arreglada con divanes. Prepárennos allí la cena”. Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les había dicho y prepararon la cena de Pascua.
Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen: esto es mi cuerpo”. Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo:
“Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios”.
Después de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Olivos.
Homilía del Evangelio de hoy Domingo 2 de Junio.
En este pasaje del Evangelio según San Marcos, somos testigos de uno de los momentos más trascendentales en la vida de nuestro Señor Jesucristo: la institución de la Sagrada Eucaristía.
Jesús, sabiendo que se acercaba la hora de su Pasión, reúne a sus discípulos para celebrar la Pascua judía. Sin embargo, este encuentro adquiere un significado mucho más profundo, pues Jesús va a dejar a la Iglesia el don más precioso: su Cuerpo y su Sangre, entregados por nosotros.
Con gestos sencillos pero cargados de un profundo simbolismo, Jesús toma el pan, lo bendice, lo parte y lo entrega a sus discípulos diciendo: «Tomen, esto es mi Cuerpo». Luego, toma la copa de vino y declara: «Esta es mi Sangre, Sangre de la Alianza, que es derramada por muchos».
En este acto sublime, Jesús se convierte en el nuevo y eterno sacrificio pascual, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Él mismo se ofrece como alimento y bebida para la vida eterna, instituyendo el Sacramento de la Eucaristía, fuente y culmen de nuestra fe.
Hermanos y hermanas, cada vez que participamos en la Santa Misa y recibimos la Sagrada Comunión, nos unimos a este misterio de amor infinito. Jesús se entrega a nosotros de manera real y sustancial, nutriéndonos con su Cuerpo y su Sangre, fortaleciéndonos en el camino de la fe y renovando nuestra alianza con Dios.
Evangelio de Hoy – Agradece Por el Evangelio y La Homilía de Hoy
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